La
información que normalmente nos llega sobre la evolución de los
automóviles, especialmente lo que conocemos como el coche del
futuro, cada vez son más alentadoras con respecto a vehículos más
seguros, que necesitan cada vez menos la intervención del conductor
y que la mayor parte del trabajo corre a cargo de ellos. Las grandes
marcas, las que de verdad invierten en patentes innovadoras y que
luego comparten con el resto sus “inventos”, quieren que
disfrutemos del viaje y para ello nos están preparando automóviles
que se conducen solos, por ejemplo, como el que solo necesita de
nosotros que tengamos la mano sobre el volante muy superficialmente,
porque así entiende que hay alguien pendiente de un posible fallo y
presto a rectificar; o los que hasta ahora vienen recorriendo España
de Norte a Sur sin conductor y ocupadas sus cuatro plazas; o los
inteligentes que son capaces de frenar circulando a noventa
kilómetros por hora en cuanto detectan un obstáculo en su camino…
La idea: encontrar remedio a la insoportable cantidad de accidentes
con víctimas que se registran en el mundo. Al mismo tiempo,
naturalmente, se tiene en cuenta la necesidad de que los vehículos
del futuro inmediato aporten más comodidad y seguridad activa y
pasiva, y de ahí los nuevos faros inteligentes que ya incorporan
algunas marcas, o los sistemas de frenada de alto nivel tecnológico,
o la lectura del panel de control más directa, cómoda y rápida que
necesita el conductor para tener el coche controlado en sus partes
vitales: aceite, combustible, velocidad, temperatura…
Por
supuesto, la otra realidad, la que nos sitúa ante las pésimas
carreteras que recorremos, especialmente en nuestra provincia,
también interviene en el mismo asunto que hoy traemos para compartir
con todos ustedes, ya que quizá deberíamos de contener nuestras
legítimas ganas de poseer un vehículo de última generación,
repleto de innovaciones técnicas de todo tipo y que necesita de una
inversión a tener en cuenta para como están las cosas de la
economía, sabiendo con antelación por dónde circularemos con él.
Nuestra red vial, estamos convencidos de ello, no está preparada
para recibir automóviles de este tipo que, al mismo tiempo, tengan
capacidad total de prestar con rigurosidad sus avances técnicos.
Esto y el hecho de que, debido al mal estado del firme, perderán con
más rapidez la capacidad técnica del conjunto.
Como
lo importante es que lleguen al mercado del automóvil modelos más
preparados a todos los niveles, especialmente los relacionados con
innovaciones que participan activamente en la reducción de los
accidentes o de sus consecuencias, creemos estar de suerte.
Naturalmente, en nuestro caso, con un parque automovilístico
envejecido, con una oferta a la que llegamos con muchísimo esfuerzo,
nos tememos que estos vehículos, casi todos en manos de marcas como
BMW, Volvo, Mercedes y Audi, con unos precios casi prohibitivos para
la mayoría de los mortales, nos seguirán quedando lejos. Una vez se
popularicen estas innovaciones, que será cuando el resto de las
marcas accedan a ellas luego de abonar las respectivas patentes,
seguro que irrumpirán en el mercado en modelos más accesibles
económicamente y, por tanto, será cuando se popularicen.
Mientras
tanto, como seguimos siendo los conductores protagonistas directos de
esta realidad, deberíamos de aplicarnos a cumplir sin excepciones
nuestras obligaciones, que recuerden están contempladas en las
Normas de circulación en vigor.