lunes, 1 de febrero de 2016

¿Y NOSOTROS QUÉ PINTAMOS EN TODO ESTO?

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No sabemos si intencionadamente o no, pero la realidad es que los políticos españoles llevan meses asustándonos, o cuando menos preocupándonos. Primero, porque la situación no es ni mucho menos la idónea para mantener enfrentamientos del tipo que en estos momentos se desarrollan entre ellos, con declaraciones contradictorias a mil revoluciones por minuto y consideraciones que a la ciudadanía les suena a chino. Naturalmente, sabemos que en muchos de los casos se trata de posiciones propias para la galería y en ningún caso viables. Pero están ahí, formando parte de la obra de teatro que protagonizan y que, ya lo hemos dicho, inquietan enormemente al ciudadano, que de ninguna de las maneras preveía que el resultado de la votación del pasado 20 de diciembre tuviera el final que actualmente sufrimos. Ansia de poder, un sillón permanente en alguna de las televisiones de moda, incapacidad intelectual para responder ordenadamente a la presión que reciben de dentro y fuera de sus respectivos partidos, desconocimiento de la política de acuerdos o pactos, desmedido interés por conseguir poder… ¡vayan ustedes a saber, señores!

No obstante, una cosa es que no comprendamos lo que ocurre y lo que persiguen nuestros representantes, y otra bien diferente el futuro que nos espera. Desde luego, interés por aclararnos las cosas no es que tengan mucho quienes quieren gobernarnos, detalle que nos obliga a quejarnos públicamente y a mostrar fundadas dudas sobre su capacidad para enfrentarse al mayúsculo reto que llevan por delante, y más cuando tienen la cara dura de hablarnos permanentemente de transparencia. Lo que ocurre es que la impresión que recibe a diario la ciudadanía no es precisamente la más adecuada para instante tan trascendente, con enfrentamientos entre líderes, declaraciones de impresentables recién llegados y de escasa preparación para enfrentarse a sí mismos que avivan el recelo, cuando no el miedo. También ocurre que partidos que han demostrado, a lo largo del período de democracia que vive nuestro país, capacidad suficiente para gobernarnos, se ven ahora envueltos en asuntos de corrupción de los que por el momento no han sabido dar explicaciones convincentes, detalle que no le ayuda precisamente en sus argumentaciones de cara a la ciudadanía y menos aún ante los tribunales. El último caso fue descubierto en Valencia, del que dimos la semana pasada suficiente y abundante información, y creemos que no es necesario volverlo hacer. Eso sí, es evidente que la denuncia les ha llegado en un momento especialmente crítico para esta organización política, ya que en este instante lo que se discute son los acuerdos entre partidos para alcanzar la construcción de un gobierno de mayoría.

De lo que no nos atrevemos a hablarles a ustedes es del papel que debemos jugar nosotros. Y es que nos han demostrado en tantas ocasiones la falta de respeto que les merecemos, la desgana con la que desarrollan sus tareas para mejorarnos la vida, que no les vemos capacitados para ello. Sin embargo, sí que mostramos lo que nos gustaría, lo que entendemos desean los españoles mayoritariamente. Así, que cierren urgentemente los pactos que sean necesarios para la gobernanza del país, que entiendan que sus urgencias, como sus necesidades, no serán nunca las nuestras… Finalmente, menos arrogancia y más humildad, asumiendo que están donde están porque la ciudadanía les ha votado. Recuerden: ser agradecidos es de bien nacidos.