Bueno,
pues ya estamos de nuevo ante los datos del paro de un nuevo mes
consumido; en esta ocasión se trata de febrero, el de la cuesta, el
que nos platea una vez más la disyuntiva en la que invariablemente
nos enzarzamos, especialmente la clase política, en convencernos de
que la tendencia se ha roto por causas extrañas, ya que todo
indicaba que la cosa iría a mejor. Por supuesto, la inestabilidad
política no podía faltar entre los argumentos expuestos, sobre todo
por parte de los gobernantes, que de esta forma se exculpan ante una
sociedad harta de promesas incumplidas. Pues sí, señor, los números
del desempleo de febrero han sido negativos. ¿Por qué? Lo es porque
ha aumentado
en 2.231 personas;
así de sencillo. Cuando se resta ocurren estas cosas. El problema es
que los dos últimos febreros acumularon datos positivos y, claro,
eso molesta y, además, no
es tan sencillo como parece justificarlos. Concretamente, en 2014
fueron 1.949 desempleados menos; en 2015, 13.538, números por sí
mismos alentadores para los gestores públicos de área tan
importante. Con respecto a la afiliación a la Seguridad Social, se
registran datos positivos, ya que 63.355 personas han engrosado las
cotizaciones. Eso sí, si la comparamos con la que se registró en
febrero del año pasado, que fue de casi noventa y siete mil, todavía
siguen siendo pocos. Y más si le sumamos los datos negativos de
enero de este año, cuando veíamos que el desempleo aumentó en nada
menos que 57.247 personas, quedando los números totales en 4.150.755
personas sin empleo.
En
cuanto a los detalles, que algunas personas los valoran con fines
eminentemente estadísticos, vemos que los empleos han crecido en
sectores como la hostelería, con casi veintidós mil afiliados más;
y en la construcción, con más de veinte mil personas. Enfrente, es
decir, donde se ha perdido más empleo, destaca la agricultura, que
se ha dejado en el camino a casi veintinueve mil afiliados, y en el
comercio, con más de trece mil. Con respecto a estos datos y cómo
se han repartido entre las comunidades autónomas, los descensos más
importantes los han registrado Cataluña, con 7.843 personas; Islas
Baleares, con 3.263, y Canarias, con 2.352. Los territorios en los
que más ha subido el desempleo han sido nuestra comunidad, 16.265
personas, y Madrid, con 2.210. Eso sí, los nuevos contratos
mantienen su tendencia al alza con un aumento por encima del doce por
ciento si los comparamos con los de febrero del año pasado. Destacar
por su importancia el aumento de los contratos indefinidos, que lo
han sido en casi un dieciséis por ciento. Lo que se mantiene en
claro descenso es la protección social, puesto que el porcentaje de
desempleados con acceso a prestación o subsidio vuelve a bajar y se
sitúa en casi un sesenta por ciento.
Con
estos datos sobre la mesa, a cualquiera que se le proponga como única
entrega laboral la de hallar empleo para tantas personas, nos dirá
que ni lo intenta porque el batacazo sería monumental. De hecho, no
otra cosa ha venido ocurriendo desde hace años con el trabajo
desarrollado por la clase política en este campo. Después de
marqueting propio, luego de millones, dicen, de inversión en la
creación de empleo, de fórmulas de acceso especiales para los
jóvenes y luego de todo lo que se les ha ocurrido inventarse aliados
con los sindicatos, vemos que si se hubieran quedado quietos tampoco
les íbamos a echar de menos. La diferencia hubiera sido que los
gastos destinados a la inversión en la creación de puestos de
trabajo, que finalmente ha servido de bien poco, habrían tenido un
destino más aprovechable.