La
meteorología, como hemos tenido oportunidad de comprobar en carne
propia, no se distingue precisamente por avisar con tiempo a quienes,
como nosotros, habíamos previsto desplazarnos a zonas del país en
las que de antemano sabíamos que podían aparecer nevadas, aunque no
con tanta fuerza e intensidad como las registradas la semana pasada.
Incluso podíamos calificarlas de históricas si tenemos en cuenta
que ha alcanzado a zonas que hacía años no la veían. La
consecuencia directa que deviene de las diferentes nevadas podíamos
decir que han sido variadas por su intensidad, aunque destacan las
que influyeron en la seguridad de los miles de usuarios que se vieron
en medio de la carretera casi sin ayuda y solo arropados por los que,
como ellos, estaban atrapados en medio de la noche, nevando, y sin
los elementos imprescindibles que demandan momentos tan exigentes.
Las cadenas volvieron a ser las grandes abandonadas por quienes no
previeron que pudiera aparecer la nieve y de la forma que lo hizo,
cerrando puertos y haciendo el viaje realmente peligroso.
Pero
volverá a pasar; que nadie se extrañe de que, además, sean los
mismos protagonistas los que veamos de nuevo aparcados en la
carretera sin poder continuar el camino debido a que, otra vez,
despreciaron las cadenas en su momento, quizá disfrutando de un día
de sol, y decidieron que no serían necesarias. Y no debía
extrañarnos la situación del tiempo cuando asistimos a diario a
cambios tan radicales como los de estos días. Al contrario, debía
mantenernos en vigilia permanente si somos de los que nos las tenemos
que ver con desplazamientos a diario por carreteras de todo tipo. El
cambio climático está haciendo de las suyas continuamente y no
deberían de sorprendernos ni las jornadas de sol y altas
temperaturas que hemos disfrutado ni las que nos traen frío y hielo
a camiones. Con esto queremos decirles que la prevención en
carretera acaba siendo fundamental para no vernos inmersos en
situaciones de peligro que pudimos eludir con solo haber recurrido,
en tiempo y forma, a complementos como las cadenas, o los líquidos
que rociamos sobre los neumáticos o las fundas de tejido especial
que, aunque sean de un solo uso, éste puede ser definitivo para un
viaje seguro.
Y
algo que tampoco debemos obviar a favor de aumentar en todo lo
posible la seguridad de nosotros mismos y, por supuesto, la de
nuestros acompañantes, es conocer cómo se usan estos elementos,
porque lo habitual es que se adquieran en su momento y se guarden a
la espera de que aparezca la situación que lo exija y entonces es
cuando comprobamos que no tenemos ni idea, especialmente las cadenas,
porque tanto el líquido como las fundas de tela son relativamente
fáciles de aplicar. Lo primero que debemos saber es cómo colocarlas
y dónde, porque hacerlo en los neumáticos que no tienen tracción
es como no si no las lleváramos; luego, no sobrepasar la velocidad
de 20 kilómetros por hora, porque recordemos que éstas tienen una
función concreta y es la de romper el hielo que nos vayamos
encontrando en el camino. Por nuestra experiencia, lo mejor es que
les dediquen unas horas a ponerlas y quitarlas en un garaje o en un
lugar seguro con el fin de adquirir algo de entrenamiento para cuando
llegue la ocasión estar preparados. Eso sí, no es lo mismo
aplicarles las cadenas a nuestro coche en un entrenamiento que en
plena nevada. Ténganlo en cuenta porque las exigencias
climatológicas a veces adquieren categoría de insuperables.