jueves, 10 de marzo de 2016

JUSTO DETRÁS DEL DESEMPLEO, LA CORRUPCIÓN

Imprimir

Lejos quedaba, hace solo unos años, la corrupción como elemento que inquietara a los ciudadanos. Sin embargo, luego de los escándalos conocidos en la comunidad valenciana y en Madrid, además de en Andalucía, parece que se ha incorporado a la preocupación nacional y hoy, de acuerdo con los datos que aporta el Centro de Investigaciones Científicas, se ha convertido en el segundo mayor problema del país. La corrupción ha dejado atrás los desahucios, las preferentes, la sanidad, la educación, etc., y se ha aupado hasta el segundo puesto, por detrás del desempleo, que se mantiene a la cabeza. De hecho, nada menos que un 47,5 % de los españoles lo consideramos así. El que estemos sin gobierno no parece preocuparnos, puesto que solo han mostrado algo de inquietud un 1,4 % de los encuestados, que viene a ser muy parecido a la inquietud por la independencia catalana. Los temas relacionados con la economía los hemos situado en tercera posición, mientras que los políticos los encontramos en cuarto lugar.

Curiosamente, las personas entrevistadas que aseguran ser votantes del Partido Popular resultan ser las que en menor medida confirman estar preocupadas por la corrupción. Concretamente, algo más de un trece por ciento lo califica de importante. Los encuestados consideran que la situación política en España (la encuesta se cerró antes de que Pedro Sánchez no consiguiera su envestidura) es mala en más de un cuarenta por ciento, y muy mala casi un treinta y seis por ciento. En el caso de los votantes de Ciudadanos, éstos son los que peor ven el momento de la política española, con un sesenta y cuatro por ciento que la consideran mala o muy mala. Los más pesimistas sobre la evolución del momento político son los votantes de Democracia y Libertad, que entienden, un treinta y cinco por ciento, que pasado un año estaremos aún peor.

En realidad, lo que deduce cualquier persona con necesidades imperiosas de disfrutar de su actual nivel de vida y que lucha por mantener en pie el futuro familiar que le permite desarrollar la empresa en la que trabaja. La corrupción está siendo de tal magnitud, es tan increíble lo que vemos a diario, que se veía venir la importancia que le estaba dando la población a un fenómeno que parece estar exclusivamente en manos de un partido y que, muy al contrario, lo compartían todos, aunque está claro que con diferentes niveles de implicación. Por el momento, a la espera de que los juzgados convoquen a los protagonistas de tanto mangoneo y abuso, mantener la presunción de inocencia nos parece lo justo y lo conveniente. Entre otras razones, porque sabemos que superar una acusación de corrupción luego de haber sido vapuleado, enjuiciado y sentenciado por los medios de comunicación, es algo más que difícil y las personas quedan marcadas de por vida injustamente.

De lo que sí estamos convencidos es de que la pirámide aún no se ha completado y que quedan por descubrir quizás los temas y las personas más importantes. Los campos abiertos por la Justicia mantienen al Partido Popular y al PSOE sentados en el banquillo de los acusados. Los dos, aunque uno de ellos supera al otro con clara diferencia, tendrán que dar explicaciones de lo que hayan ejecutado mal. La cosa pinta mal porque ya no sirven los habituales mensajes a los que nos han estado acostumbrando estos últimos meses; ahora lo que la calle espera es que se devuelva el dinero sustraído, que los culpables entren en prisión con las sentencias que merezcan y que se dicten normas y leyes que eviten en lo posible la actual sangría que han sufrido las cuentas del Estado en manos de semejantes personajes.