jueves, 31 de marzo de 2016

MAÑANA, ABRIL

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Hoy despedimos marzo, un mes que nos ha permitido vivir y disfrutar de una convocatoria de honda raigambre entre nosotros y de la que, como hemos tenido oportunidad de comentarles, hemos salido airosos y con matrícula de honor. La Semana de Pasión se encumbra año tras año entre nosotros y la coincidencia de sentimientos entre la ciudadanía y la comunidad ligada al desconocido mundo que dinamiza esta celebración anual permite que el apoyo sea cada vez más unánime. Se va marzo llevándose algo más que recuerdos, porque anotamos entre los que nos dejaron para siempre a personajes carismáticos que nos ayudaron a crecer como ciudad y supieron exponer nuestras indudables virtudes allá donde tuvieron oportunidad. Ahora de lo que se trata es de dar la bienvenida al mes quizá más esperado del año, porque recordemos que entre nosotros presumimos que siempre es abril, confirmando con esta reivindicación que las creencias y las pasiones se mantienen vivas a lo largo de todo el año. En nuestro caso, si tenemos en cuenta que la relación que mantenemos con la patrona ciertamente que es a lo largo de todo el ejercicio, que además se incrementa con la presencia activa de la totalidad de las hermandades, cofradías, peñas y particulares, la confirmación de esta sencilla frase se consolida por sí misma.

Por lo tanto, ya en abril, comienza la cuenta atrás para la convocatoria y posterior celebración de la fiesta mariana más grande que se conoce por estas tierras: la romería de la Virgen de la Cabeza. Las personas que tienen algo que ver con la fiesta andan desde hace meses preparando sus obligaciones y dispuestas a aportar las novedades que demanda encuentro tan masivo y que van desde el traje típico a las flores, pasando por la renovación de vestuarios, adquisiciones de nuevos elementos para sus procesionamientos delante de la patrona y su recorrido por la ciudad, engalanamiento de las casas sitas en los alrededores del santuario, renovación de juntas directivas, búsqueda de alojamientos y de rincones en los que acampar en días tan especiales, pregoneros que darán más vida si cabe a tanta pasión contenida… En Andújar, que en abril es el centro mariano sobre el que recae, además de las ansiosas miradas de los fieles, todo tipo de responsabilidades de organización y protocolo, se viene haciendo el trabajo comprometido de forma que podemos adelantarles que el ritmo es el adecuado, que las metas se están cumpliendo con rigor y que cuando llegue la semana de romería como tal, todo estará dispuesto para que la disfrutemos con quienes decidan incorporarse a nuestra gran fiesta.


Convendría no perder de vista, en el apartado de las responsabilidades, las que nos corresponden a la ciudadanía y que son por completo intransferibles: el aspecto de la ciudad, la suciedad que depende nosotros y que sabemos que algo más podemos hacer, los ruidos, los excesos (especialmente en el apartado bebidas), el mobiliario urbano, etc., que son parcelas que nos competen exclusivamente a nosotros como unidad y como comunidad. Con tiempo para decidir qué podemos hacer en beneficio de nuestro hábitat, especialmente de cara a quienes vienen a visitarnos, que cada cual ejecute su comportamiento como entienda que puede ser más agradecido por el resto de la ciudad.