miércoles, 30 de marzo de 2016

¿SERÁ POR FALTA DE AMOR?

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La verdad es que llevamos unos años envueltos en una crisis política que nos tiene arrinconados, gastadas las fuerzas y las ilusiones, y a la que solo le faltaba el resultado electoral que se obtuvo el pasado diciembre, que mantiene al país expectante ante el sí y el no que protagonizan los líderes de los partidos políticos, especialmente los de la izquierda, que en realidad son los que mantienen el pulso al partido ganador de las elecciones en número de escaños, que recordemos fue el Partido Popular, y los que siguen buscando salidas desde las que formar un gobierno de coincidencias ideológicas y planteamientos a desarrollar en la práctica, que, a decir de ellos mismos, lo que persigue es sacar del gobierno a Rajoy. Y en eso andan, vendiendo mercancías, cediendo hasta donde se lo permiten sus respectivas organizaciones políticas y cada día que pasa más convencidos de que el pacto es posible, de que el sí está a punto de caramelo y que todo es cosa de unos días. Por ahora, Podemos es el que anda con sus exigencias inmaculadas y su discurso sin estrenar, lo que nos induce a pensar que, después de lo que ocurra hoy, que es cuando se reúnen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias con el único objetivo de alcanzar el nexo de unión que permita el ansiado acuerdo, muchas de ellas deberán dejarlas aparcadas si de verdad lo que quieren los podemistas es conseguir poder de la parcela que por el momento se encuentra a la venta.

El principal escollo parece que está en el acuerdo firmado entre PSOE y Ciudadanos, que Podemos observa como un contratiempo para la viabilidad de su programa de gobierno, basado, aseguran, en planteamientos mucho más sociales que los del partido del señor Rivera. De hecho, aún mantienen sus exigencias con respecto a que, mientras se mantenga la firma entre estos dos partidos, ellos no entrarán en conversaciones, aunque lo cierto es que ya lo están y que estamos convencidos de que, si de verdad las partes han entendido el sentido real de la democracia, la generosidad política y las exigencias propias de situaciones tan complicadas como la que vive nuestro país en estos momentos, lo más probable es que alcancen el inevitable acuerdo que hará que o bien se forme un gobierno de coalición con presencia de la mayoría de los partidos representados en el Congreso, o bien se acabe convocando elecciones para el mes de julio.


De todas formas, no estaría de más que los agoreros de siempre, esos que andan vendiendo mercancía usada avisándonos de una hecatombe descomunal que acabará con España por completo, se dejen de este tipo de mensajes y nos permitan conocer el mundo. Es por ahí, en países de nuestro entorno más próximo, donde nos encontramos con situaciones políticas de corte parecido a las que vivimos nosotros ahora, y no pasa nada. La normalidad en la que nos desenvolvíamos hasta el pasado mes de diciembre, con dos partidos intercambiándose el poder cada cuatro u ocho años, ha dejado paso a un panorama radicalmente diferente porque así lo ha querido el elector, al que desde los partidos políticos se le debe seguir rindiendo pleitesía, y ahora de lo que se trata es de busquen soluciones viables y urgentes que activen el país y a sus habitantes. No llegamos a entender si lo que flaquea entre los partidos políticos es el amor o la pasión, pero sí sabemos que los ciudadanos estamos hartos de ellos y sus posicionamientos, de que todos los días suenen igual y de que su incapacidad sea tan manifiesta. Hablar sí que se les da bien; lo de pactar o lo de aparcar sus exigencias en beneficio de la mayoría de nosotros, no está del todo claro.