Las
mujeres y los hombres que harán posible, un año más, el milagro de
Semana Santa, trabajan en los últimos retoques que determinarán
que, una vez en la calle imágenes y tronos, no observemos ningún
detalle que pueda manchar los nombres de sus respectivas cofradías y
hermandades. Así ha sido desde siempre y así lo muestran en la
calle, que es donde de verdad se examinan a los ojos de las miles de
personas que tenemos por costumbre seguir los diferentes pasos por
nuestras calles y avenidas. Todos los implicados en la organización
y el desarrollo de esta gran festividad cristiana han puesto
imaginación y esfuerzo en la consecución de los objetivos paralelos
que demanda organización de tanta envergadura, como es el caso de la
Iglesia, de las cofradías, del Ayuntamiento y del resto de invitados
imprescindibles que hacen posible semejante milagro. La importancia
que supone para cualquier ciudad, y muy especialmente para Andújar
por el peso histórico que tiene desde hace siglos la representación
de la Pasión en la calle, es el espaldarazo o la confirmación de un
trabajo realizado con una gran carga de emotividad y pasión por
parte de las personas que dan vida a las cofradías y hermandades,
tesoros vivos que animan la convivencia y confirman creencias
ancestrales de gran valor histórico.
Andújar,
una vez más, volverá a ofrecer al mundo algo más que imágenes,
porque recorrerla cargando con los cientos de kilos que algunos pasos
o tronos tienen, no solo supone un esfuerzo que recae exclusivamente
en los capataces y costaleros y costaleras, sino una responsabilidad
de la que solo se sabe del encuentro con los fieles y de cómo acaben
el recorrido. Por eso es tan importante el calor que aportemos entre
todos a quienes no tienen otro objetivo que el de engrandecer a sus
patronos, a su historia más íntima, aportando a los demás, a
nosotros, su esencia y pasión menos conocida y en momentos que
vienen a culminar el trabajo de todo un año. Antes han recorrido un
largo camino que no ha estado exento de tropiezos y desencuentros, de
apuestas valientes que les han servido para abrir sus manos y
encontrar el apoyo de los miles de ciudadanos que conocen a
conciencia sus problemas económicos y los diferentes proyectos
sociales que realizan a lo largo del año.
Por
eso nuestra Semana Santa es diferente, porque agrupa a gentes de gran
corazón capaces de capitalizar proyectos allá donde sea necesario;
porque rezuman pasión en todo lo que hacen, y porque su capacidad de
sacrificio es infinita. Ellas y ellos son responsables únicos de la
vida de su cofradía, de sus proyectos y de su futuro, porque
recordemos que, al menos en nuestra ciudad, no cuentan con ayudas
procedentes del comercio y de la hostelería, precisamente las dos
grandes beneficiadas de las sinergias positivas que genera esta
bendita semana. Tiempo es ya de que la situación gire a favor de una
organización que, en silencio, viene demostrando a lo largo de los
años que es capaz de sacar adelante su proyecto y, además,
mejorándolo.
Por
supuesto que nosotros no pedimos ni reclamamos en su nombre. Lo
hacemos convencidos de que todos unidos por la misma ilusión y la
misma fe podemos llegar mucho más lejos de lo conseguido hasta
ahora. Andújar, por los tesoros que guarda, por la importancia de su
imaginería, la originalidad de sus recorridos y las personas que le
dan vida, merece que su Semana Santa reluzca en todo el país.