lunes, 14 de marzo de 2016

SIMPLES Y EDUCADOS INVITADOS

Imprimir

A nosotros nos parece que todo lo que demande de la autoridad competente el anuncio de sancionar lo que no se ajuste a las normas, representa un fracaso del sistema, que debía sustentarse, sobre todo, en la educación cívica de la ciudadanía y evitar así que la convivencia salte por los aires. Lo solemos usar cuando vemos que, de no encontrarnos con un policía local controlando la salida del alumnado en los centros escolares, la situación sería realmente peligrosa. Lo lógico debía ser que los usuarios de vehículos no necesitáramos de control policial alguno porque su simple concienciación sería más que suficiente. Pero en realidad no es así. Y algo parecido ocurre con un asunto también ampliamente compartido y que no es otro que el camino viejo o de herradura hacia el santuario de la patrona. A decir de muchos de ustedes, al menos en una gran mayoría, los arreglos a los que lo han sometido han sido cuidados, poco invasores y respetuosos con el entorno. Sin embargo, las quejas son las mismas de siempre: la basura que depositamos en el ir y venir que hacemos las miles de personas que usamos este viejo camino para desplazarnos hasta los pies de la Virgen de la Cabeza.

Por el momento, y mucho nos tememos que la solución exige algo más que palabras, solo la actitud de una mayoría muy efectiva por el ejemplo que proporciona a quienes caminan con ellos y ellas, es quien asume el reto de cuidar el medio y de evitar que lo que nos sobra sencillamente lo dejemos en el camino, en cualquier sitio, sin importarnos el mal que hacemos a quien, por otra parte, lo único que hace es recibirnos, darnos cobijo y paz a lo largo y ancho del paseo, además de proporcionarnos una de las sensaciones más hermosas que podemos disfrutar, como es el hermosísimo paisaje que podemos observar en la totalidad de su recorrido. Por todo esto, desde luego sencillo no es entender a quienes se comportan de manera que a sus espaldas queda un reguero de desperdicios, suciedad y restos de infinidad de elementos perniciosos para la naturaleza. Además de demostrar una falta preocupante de educación, activa mecanismos peligrosos para la zona que pueden ser causantes de grandes desgracias, como incendios, accidentes de otros caminantes, aparición de los animales que buscan alimentos…


Entre quienes se erigen en denunciantes ocasionales de este tipo de comportamientos, especialmente con la llegada de la primavera, no faltan los que acusan directamente a colectivos concretos, responsabilizándoles de una actitud poco constructiva por irrespetuosa e incívica. No obstante, y mientras tanto, la degradación del medio ambiente es manifiesta y, a decir de los entendidos, todo indica que no tardará en pasarnos factura, y lo que hoy es un vergel, mañana dejará de aportar no solo tan enorme y extraordinario entorno, sino la pérdida de los beneficios que para la salud nos brinda gratuitamente. Dará igual que hagamos el camino a pie, en bicicleta, a caballo o cualquier otro sistema, porque lo que debe nos debe importar es que la presión que ejerzamos a la totalidad del camino sea la menos posible, que lo recorramos sin dañarlo, sin ensuciarlo y siendo coherentes con algo tan elemental como es el hecho de que nosotros, en el campo, somos unos simples invitados y que, como tales, debemos comportarnos mientras desarrollemos la visita. Todo lo que no se ajuste a los términos habituales de comportamiento de las personas a las que invitamos a casa, es inaceptable. Y el campo, la naturaleza, el camino viejo y sus alrededores, la sierra en general, es la gran casa de todas y de todos. Y, como buenos y educados invitados, debemos respetarla.