jueves, 7 de abril de 2016

AUMENTAN LOS MAYORES QUE VIVEN SOLOS

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No tenemos capacidad para valorar como seguro merece la noticia, pero sí que particularmente nos parece que algo va mal en nuestra sociedad, que no acaba de asumir que la soledad no deseada acaba enfermando a las personas que la padecen. De hecho, aumenta imparablemente el número en estos últimos años de acuerdo con un trabajo desarrollado con este tema de fondo por el Instituto Nacional de Estadística. Actualmente, el total de hogares formados por un solo integrante subió en 2015 a nada menos que por encima de los cuatro millones y medio. Esto quiere decir que este tipo de viviendas suponen el veinticinco por ciento del total, es decir, uno por cada cuatro. Precisamente esta subida ha favorecido que, incluso habiendo bajado la población residente en España, el crecimiento en este apartado concreto haya sido notorio, ya que supera la cifra de los dieciocho millones. Entrando en detalles, sepan que la mayoría de los residentes en este tipo de domicilios son varones y mayores de 65 años; las viudas también están presentes en la estadística en número muy importante y en claro aumento. No obstante, desde 2015 se aprecia, contrastando este estudio, un significativo descenso entre los hombres y un aumento entre las mujeres. Y hay otro dato que debemos tener en cuenta y que tiene que ver con la edad, puesto que aumentan también las personas que viven en soledad menores de los 65 años. Es más, precisamente este tipo de hogares registra una subida que supera los cinco puntos con respecto a datos de años anteriores. A decir de los técnicos que han elaborado este estudio, hay más hombres menores de 65 que viven solos por cómo se gestionan todavía la mayoría de los divorcios y las custodias, destacando el aumento de las mujeres jóvenes que viven solas y que achaca a una nueva identidad femenina de la mujer, que ya no prioriza en la vida la familia y los hijos.

Por otra parte, de entre los detalles que abundan sobre la valoración de los técnicos, se explica el hecho de que no aumenta a igual ritmo el número de hogares unipersonales entre la población mayor de 65 años por el retraso de la mortalidad. Y es que una mayor esperanza de vida en hombres y mujeres hace que la existencia de las parejas se prolongue en el tiempo y en mejores condiciones de salud. El resto de la sociedad de nuestro país, que es mayoría si tenemos en cuenta que los anteriores solo representan un diez por ciento, residen en hogares constituidos por cuatro miembros; le siguen los de tres, en pareja sin descendientes y familias numerosas. Otro dato que matiza este estudio tiene que ver con que la estadística de domicilios sube el número de hogares habitados por familias monoparentales, es decir, un adulto con hijos, porque, si en 2014 representaban casi un diez por ciento, actualmente sobrepasan en unas décimas este mismo porcentaje. No obstante, en la mayoría de los casos son las madres las que viven solas con sus hijos, representando nada menos que casi un ochenta y dos por ciento. De hecho, los expertos consideran que deberían conocerse como familias monomarentales. Y es que, mientras el año pasado las mujeres con hijos subieron por encima de un seis por ciento, en el caso de los padres con hijos el aumento llegó hasta casi un diecisiete por ciento.


Actualmente, en ocho de cada diez hogares monoparentales, el adulto suele ser la madre. De este trabajo del Instituto Nacional de Estadística destaca también la constatación de que los jóvenes se independizan muy tarde en España, ya que todavía un tercio de la población entre los 25 y los 34 años sigue viviendo con sus padres. Se trata de un porcentaje muy superior a otros países europeos, donde la emancipación llega incluso antes, justo en el período de formación. El año pasado, y concretamente en el segmento de población que estamos analizando, lo que más se incrementó fueron los mayores que viven en pareja con hijos, tal vez por la reagrupación familiar a la que les ha obligado la crisis.