
En
realidad, los tenemos de todos los colores y procedentes de la
totalidad del mercado, es decir, sindicalistas, banqueros, tesoreros,
políticos, comerciantes, presidentes de comunidades autónomas,
industriales en general, constructores en particular, bedeles de
templos católicos, periodistas, ministros… El asunto de la
corrupción nos lo encontramos allá donde pulsemos el botón que nos
abre las puertas del conocimiento, permitiéndonos observar con
perspectiva y objetividad qué han hecho estos desalmados con el país
y con su ciudadanía. Al país le han pegado una patada donde más le
duele y lo han dejado para el arrastre, mostrándolo al mundo como un
lugar podrido en el que unos cuantos se han enriquecido con el dinero
del resto, delante de las narices de quienes tenían la ineludible
obligación de controlarles y que, gracias a un concejal madrileño y
una funcionaria de un ayuntamiento también de la provincia de
Madrid, que denunciaron lo que para ellos era una evidencia
vergonzosa y que finalmente conocemos como Gürtel, se ha ido tirando
del hilo y ha salido hasta la herencia del padre de Jordi Pujol, otro
prohombre de la política catalana que ha confirmado que lo que de
verdad gusta a estos privilegiados que entran y salen de las
instituciones es el dinero. De hecho, lo de Valencia, que viene a ser
como el culmen, lo máximo, lo impensable, lo demoníaco, proviene de
la misma madeja, aunque aceptemos que luego fue creciendo solo y
llegó a mayor en solitario. Actualmente, y con mucha diferencia, ha
sido la actuación política que más ladrón por metro cuadrado ha
sido capaz de acumular en tan poco tiempo. Pero también nosotros,
los andaluces, tenemos nuestra cruz, porque entre los ERE y los
cursos de formación, la verdad es que la imagen que exportamos no es
precisamente para presumir por muchos valores que esconda nuestra
tierra. Sólo Jerez se entretiene en contar con dos alcaldes, una y
uno, en prisión, y otra investigada, que es lo mismo que imputada.
Además, dos presidentes de la comunidad investigados y a la espera
de juicio. Y un exconsejero de la Junta que parece ha recibido más
de treinta millones de euros en ayudas para los famosos cursos y que
nadie detectó como anormal… ¡Y menos mal que un funcionario
cabreado porque no participaba en el reparto de dinero que veía a
diario entrar y salir de los bolsillos de sus superiores, decidió
denunciar y hoy conocemos detalles sobre estos dos casos que nos
ponen los pelos de punta, que si no…!
No
hace tanto que les dijimos que disponíamos de datos suficientes y
veraces como para confirmar que lo que estábamos conociendo era solo
la base del montón de mierda, con perdón, que es para nosotros
tanto sinvergüenza robando, porque no tardaríamos mucho tiempo en
ir desgranando el asunto con la aparición de nuevos casos y
protagonistas que nos dejarían estupefactos. Por el momento, estamos
acertando. Es más, el hecho de que la Justicia haya calificado al
Partido Popular como una organización criminal y asociación ilícita
anuncia con claridad que lo de la corrupción ni es nuevo (recuerden
la condena al Partido Socialista por el caso Filesa) ni tiene visos
de arreglarse. Faltaba en medio, sin que nadie se lo esperara entre
la ciudadanía, lo de Mario Conde, el famoso banquero que hundió a
Banesto, con pérdidas de más de dos mil millones de las antiguas
pesetas, y que ahora ha sido cazado con dinero en Suiza en cantidad
suficiente como para vivir, él y dos o tres generaciones más, sin
tener que dar palo al agua. Éste, como le ocurrió a Granados, que
recuerden lucía en programas de televisión anunciando su
honestidad, asegurando que él recibía exclusivamente su sueldo y
que no había visto un sobre con dinero en toda su vida, tenía por
costumbre aparecer en los platós dando consejos de persona honesta
que no hubiera roto un plato en su vida y ya ven ustedes.