El
pregón de la romería de este año es lo que en realidad faltaba
para impregnar la ciudad de olor y sabor a romería. Por lo tanto,
una vez Francisco Javier Oliver se hizo con un Teatro Principal en el
que no cabía un alfiler, ávido los presentes de conocer las
posibilidades de este profesional de la comunicación ante un reto de
la importancia del encuentro anual con la patrona con un atril
delante y con unos folios repletos de pasión y devoción, tenemos
que decir que nos gustó y mucho, que fue capaz de mantener la
atención de los asistentes a lo largo de los cuarenta minutos que
duró su disertación y que acabó siendo felicitado por todos los
que pudieron llegar hasta él. Por tratarse de una persona muy ligada
a Andújar, con vivencias personales de gran calado, muy querida y
que vive la romería con una proximidad que para nosotros
quisiéramos, porque recordemos que la transmite para Canal Sur desde
el cerro de la Cabeza todos los años, buena parte de las intenciones
de los invitados al pregón las había ganado desde el momento en el
que fue designado. Así, Oliver se hizo pronto con el público y lo
llevó a su terreno, en el que se desenvuelve con gran facilidad y
posibilidades, que para eso viene de familia de buenos periodistas, y
los años que lleva en la profesión le han proporcionado una
suficiencia técnica que supo utilizar y exponer en el escenario para
atraer sin condiciones los íntimos sentimientos de quienes acudieron
a la cita. El pregonero bordó su verbo con intencionalidad mariana,
lo expuso con un sentimiento que a veces le superó y fue capaz de
llenar el Teatro Principal de romería. Relatada por un periodista
nuestra gran fiesta, tenía que responder a un relato completo,
vivido en primera persona y lo largo de muchos años. De ahí que
haya sido la primera vez, al menos que recordemos, de haber asistido
a una crónica tan perfectamente enmarcada y relatada con perfección
y mimo. Francisco Javier Olivier se ganó al público, ya lo hemos
dicho, desde el momento en el que apareció el niño con el tambor
anunciando la romería, pero, y eso fue lo difícil, supo arroparse
junto él a lo largo de todo su parlamento y disfrutar de su tiempo
como protagonista único de la cita. Enhorabuena a él y a quienes lo
designaron. Evidentemente, como ha ocurrido en otras ocasiones,
estamos convencidos de que se inicia una nueva etapa de pregoneros
que acabarán siendo fundamentales para la continuidad de las
tradiciones, y el pregón es una de las más importantes.
La
ciudad se ha puesto en marcha y estos días se ultiman los detalles
propios que genera el encuentro mariano y que van desde conseguir un
buen lugar en los aledaños del cerro de la Cabeza, que, por cierto,
no es nada fácil conforme van pasando los días y solo hay que
desplazarse hasta allí para comprobarlo, y avituallar la carreta,
que tampoco es detalle baladí. Lo queramos o no, y sin intención de
marcar diferencias, este año se notan más ganas de romería entre
quienes hasta allí se desplazan anualmente. Quizás porque no
estemos obligados a pagar tasas o simplemente porque el mundo de las
cofradías y las hermandades han entendido que la patrona y su
devoción merecen un esfuerzo extra para volver a estabilizar los
sentimientos y las intenciones de quienes contribuyen con su amor y
presencia a apoyar a la cofradía matriz, que se recupera muy poco a
poco de un tiempo vivido sin sueño. La nueva cita convocada por la
cofradía será el jueves, la cita floral por excelencia que permite
a la Virgen de la Cabeza el reencuentro con su familia en la ciudad.
Por la patrona, por nuestras creencias, por el futuro de nuestra
arraigada fe, el jueves la plaza de España debe reflejar el
incondicional amor que le profesamos.