miércoles, 27 de abril de 2016

NUESTROS ÁNGELES DE LA GUARDA

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Ayer valorábamos la romería de este año felicitando a todos los colectivos y organizaciones que han tenido relación con su desarrollo y, por tanto, con su éxito. Hoy nos detendremos expresamente en algunos en concreto, como es el caso de quienes se encargaron de la vigilancia, control y seguridad de todos nosotros. Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local, sanitarios y sanitarias y Protección Civil supieron interpretar a la perfección y en todo momento sus respectivas obligaciones, aportando lo mejor de sí mismos y participando de manera muy activa en la totalidad del enorme recinto a controlar. Ha sido tal su dedicación, tal su implicación en el éxito final que tanto comentamos, que más bien parecía que el número de ellos era mucho más de los que en realidad se desplazaron hasta el cerro de la Cabeza. Y todo precisamente por ese detalle: porque los encontrábamos por todos lados, entre la gente y en circunstanciales atalayas observando movimientos extraños, interesándose por todo y echando una mano a quien les pedía ayuda.

La Guardia Civil de Tráfico, especialmente, y olé por ellos y ellas, tuvo que vérselas, como todos los años, con los inconvenientes propios que genera el tráfico rodado, aunque las características de la carretera, la cantidad de vehículos que albergó a lo largo de los dos días claves de la romería y las prisas y exigencias que suelen acompañar a conductores y usuarios cuando de aparcar se trata, les obliga a un esfuerzo extra que no siempre premiamos como en realidad merecen. Como el resto de sus compañeros, acudir al cerro a poner orden en tanto caos exige dedicación exclusiva y casi sin descanso, porque la tarea es mucha y la dispersión de la demanda también. Por otra parte, el hecho de que el número de vehículos haya sido claramente superior al de ediciones anteriores, participa activamente en la carga de tareas, y no otra cosa ha acontecido en esta romería, es decir, más vehículos y más personas reclamando atención para su problema o necesidad, que casi siempre está ligado con abusos, con la falta de zona de aparcamiento y con la proximidad con el santuario.

Afortunadamente, no se han registrado incidentes importantes, ni siquiera el de la joven apuñalada, porque se produce por razones ajenas a la convocatoria, ni conflictos que hayan necesitado de intervenciones selectivas. El trabajo del equipo sanitario ha sido escaso si lo comparamos con otras ediciones, y, cuando se ha necesitado su ayuda, ésta ha sido efectiva y rápida, que es lo que demanda quien ha tenido un contratiempo físico. Los profesionales de la sanidad desplazados al cerro, casi todos con experiencia en esta romería, acuden con todas las ganas del mundo de servir a quien los necesite, porque su vocación de servicio, como todos los cuerpos implicados, no admite dudas. En definitiva, un trabajo inmaculado y generoso que exige nuestro aplauso y nuestra mayor consideración. Y es que cuanto antes sepamos valorar la dedicación de los demás a algo tan nuestro como es la romería, celebración centenaria y señera donde las haya, mejor para quienes vienen hasta aquí con un objetivo concreto: ayudarnos. Que lo hagan mejor que bien, que no conozcan descanso, que rebajen tensiones y eviten enfrentamientos, que controlen el tráfico, que nos atiendan cuando de curarnos se trata y que estén prestos al rescate, son actuaciones imposibles de pagar. Por eso debe quedar claro desde donde corresponda, que la ciudadanía está satisfecha con su ayuda y orgullosa de que sean ellas y ellos los que se encarguen de nuestra seguridad y auxilio.