
La
finalización de las fiestas de los poblados, san Eufrasio y la
Pastora, coloca en su sitio el punto y seguido de una ciudad que
espera expectante que muchas de sus necesidades se vean cubiertas
cuanto antes. Por supuesto, decir que los organizadores y
patrocinadores de las respectivas festividades a las que nos
referimos han realizado una tarea que ha terminado con matrícula de
honor. Su esfuerzo seguro que nunca será compensado como merecen,
pero entre nosotros eso es lo normal y nadie debería sentirse mal
porque no les lleguen las felicitaciones que legítimamente se han
ganado. Evidentemente, la meteorología ha sido determinante al menos
los primeros días de celebraciones, aunque el fin de semana ha
acompañado y la diversión ha sido general. Ahora lo que debería de
plantearse son las siguientes convocatorias, entre otras razones
porque el que da primero, dicen, da dos veces. Involucrar a los que
invariablemente se sientan a mirar e incluso llegan a la crítica por
el camino más fácil, invitarles a que se incorporen al equipo de
personas que sí se compromete con hacer las cosas un poco mejor cada
año. En cuanto a los que, desde las Administraciones, están
obligados a apoyar estas citas anuales, recordarles que se sigue
echando de menos su participación cuando de apoyarles económicamente
se trata.
En
cuanto a la ciudad y sus citas más destacadas, recordarles que hoy
deben haberse iniciado, de seguir el calendario municipal anunciado,
las obras de la calle Lope de Vega. Se habrá puesto entonces la
primera piedra del cumplimiento de un compromiso municipal sobre el
que han recaído incluso buena parte de las dudas y críticas de la
oposición, que, utilizando recovecos poco aconsejables, ha intentado
por todos los medios torpedear la intervención. El problema, que no
faltan los que tienen la lengua muy larga y poco les importa
contarnos el por qué de sus quejas, que en esta concreta situación
no responden a intransigencias justificadas y sí a presiones
políticas. Una pena, porque si todos nos pusiéramos a empujar hacia
la misma dirección, quizá nuestro futuro mejorara, pero el asunto
viene tan de lejos, y suficientes muestras del desastre tenemos a
mano como para creer que se ha debido a la mala suerte, que casi
podíamos decir que tenemos lo que nos merecemos. Por cierto, se
licitan las obras de recuperación de Santa Marina y eso, además de
ser una buena noticia, debería representar trabajo para empresas de
la ciudad, tal como ha pedido expresamente la concejala Camacho, que
espera de su respuesta positiva con el fin de iniciarlas cuanto antes
y que la sinergia económica que generará la obra, concretamente
casi cien mil euros, quede entre nosotros.
El
resto de competencias municipales que están por iniciarse y que
tienen como objetivo la recuperación de la ciudad, en este caso en
forma de obras en algunas de nuestras calles y recuperación
medioambiental de otras zonas, cuestionables si queremos, pero
claramente necesarias para algunas calles de la ciudad que han sido
dejadas a su suerte por demasiados años. En cuanto al resto de la
actualidad, sin duda que la cita electoral de junio influirá
sensiblemente en el día a día de la ciudadanía, que anda
lógicamente preocupada ante la inactividad de los partidos,
incapaces de llegar a acuerdos que posibiliten un gobierno fuerte
dispuesto a regenerar la clase política, implicada en casos de
corrupción vergonzosos que no parecen estar del todo dispuestos a
erradicar.