La
percepción que tenemos del tiempo y muy especialmente de cómo se
desarrollan los acontecimientos es algo que, dependiendo del cristal
con el que lo observemos, así no percibiremos. Con todo, si echamos
la vista atrás veremos que la semana santa parece que la vivíamos
ayer; que la romería fue cosa de esta mañana, y pronto, muy pronto,
habremos dejado atrás las celebraciones de la Pastora, san Eufrasio
y las convocatorias de nuestros poblados. De hecho, este fin de
semana el protagonismo festivo se lo ha llevado san José Obrero y,
consecuentemente, Arroyo Escobar, que para eso es su patrón. Después
de san Isidro, la Pastora y san Eufrasio, es decir, justo a la mitad
de mayo que acabamos de comenzar, la noticia, que no celebración
porque entendemos que ha sido un fracaso, uno más, de nuestra clase
política, será el 26 de junio porque tendremos que acudir a los
colegios electorales para buscarles trabajo a quienes se presentan a
las elecciones. Así están las cosas y de ninguna de las maneras
podemos asegurar que la situación que hemos vivido, sin gobierno
desde el 20 de diciembre, que fue cuando se convocaron las anteriores
elecciones, haya sido algo que no haya supuesto un traspiés de
importancia para el país entero del que aún no nos hemos repuesto y
que, o mucho cambian las cosas o tampoco conseguiremos que nuestros
representantes se pongan de acuerdo e inmediatamente conformen un
ejecutivo capaz de aguantar cuatro años rigiendo el país y, por
tanto, solucionándonos algunos de los problemas que nos acucian como
ciudadanos.
En
cuanto a los restos que nos han quedado de la romería recién
compartida, estamos asistiendo a una serie de comparecencias
políticas que anuncian desde muy lejos sus intenciones y que éstas
no tienen otro objetivo que no sea desgastar al actual gobierno
municipal. Se ha hecho siempre eso de aparecer en los medios y de
afirmar sin ruborizarse que lo ejecutado ha sido un desastre, desde
la iluminación a los caballos, pasando por las carretas y la ofrenda
de flores. Que ahora lo firmen los que la romería pasada la
organización fue su responsabilidad es precisamente lo que les
decimos, que su papel es denunciar lo que hacen los otros y, de
refilón, a quienes les apoyan. Nadie debería extrañarse, y
especialmente quienes están incondicionalmente a favor de las
afirmaciones de sus líderes, porque se trata de posturas o poses
puntuales que dejarán de interesarnos en solo unas horas por
intrascendentes, vacías cuando no falsas como la falsa moneda.
Repetimos: así ha sido siempre y solo cambia el protagonista, que
dependerá de si tiene el poder o reside en la oposición. En el caso
concreto que nos ocupa, por todo lo comentado, responde a un discurso
estandarizado que ha nacido sietemesino. O sea, como todos. En
definitiva, que siguen mirándose el ombligo y pierden la perspectiva
de lo que de verdad necesita nuestra ciudad y sus habitantes.
Mientras
tanto, la vida sigue y lo hace con las mismas deficiencias de
siempre, especialmente para quienes padecen la crisis. Por eso tiene
especial relevancia la convocatoria electoral, porque ahora sí, los
elegidos que salgan de las urnas no deberían tener otro objetivo que
no sea el de conducir al país a mejores estadíos de futuro. Y no
creemos necesario que debamos recordarle a ellas y ellos las
necesidades de la ciudadanía. Son tales, tan contundentes y e
incluso tan vergonzosas para ellas y ellos, porque son los
responsables directos de la situación que vive el país, que no
están autorizados ni tan siquiera para perder un solo minuto en
banalidades o en la búsqueda de puestos de relevancia en el futuro
gobierno de la nación. Repetimos: ni un solo minuto.