viernes, 20 de mayo de 2016

LAS INTERMITENCIAS ESTÁN PARA QUE LAS USEMOS

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De acuerdo con el Código de la circulación, cualquier cambio de dirección debe ser previamente señalado con las flechas o intermitentes del vehículo; en caso de carecer de ellos, como las bicicletas, deben utilizarse los brazos para anunciar sus intenciones de girar hacia un lado u otro. Debe de hacerse cuando el vehículo aún no ha realizado cambio de dirección alguno y se encuentra en el carril inicial, para dejar clara su intención de cambio de dirección o la presencia de un obstáculo. Esto es lo que nos dice el texto legal en vigor y que todos conocemos, o deberíamos, y que luego, en la práctica, vemos que son escasos los conductores de usan de ellos para circular por la ciudad o la carretera. Dicho esto, no usarlo supone una infracción de tráfico que, sobre todo en caso de accidente, puede acabar dándonos un serio disgusto.

No tenemos idea real de cómo interpretan fuera de nuestra ciudad el uso de estos necesarios elementos de nuestro coche, pero tampoco nos importa. Sí que estamos interesados en que lo usemos en nuestra ciudad, que es donde nos desenvolvemos y donde más los echamos a faltar. Está claro que una importante mayoría de los usuarios no han puesto en marcha las intermitencias de su coche nunca, no sabemos si porque en la autoescuela no le hicieron el suficiente hincapié en que lo tuvieran en cuenta en los cambios de dirección o por cualquier otra anomalía, pero el caso es que es así, que no los ponemos en marcha en un claro desprecio por nuestra integridad física y no menos la de nuestro vehículo. Creer que el resto de los conductores que coinciden con nosotros conocen de antemano la maniobra que tenemos previsto realizar, no es lo más aconsejable desde luego, ya que cuanto más se avise y con más antelación, mejor para la seguridad de la circulación y la nuestra.

Por otra parte, nadie ha sido capaz aún de justificar las razones que le hacen no usar el intermitente, porque en realidad está situado a mano entre el volante y el lateral, no demanda esfuerzo alguno para ponerlo en marcha, vuelve a su posición cero automáticamente en cuanto giramos el volante y, por si acaso, nos avisa sonoramente para que lo volvamos manualmente a su lugar de arranque. Cuando se activa, los que siguen nuestro vehículo advierten con tiempo la intención de girar a derecha a izquierda e incluso detener el coche si ponemos en marcha las cuatro intermitencias. Ni siquiera el hecho de que sea obligatorio según el Código de la circulación y de que, en caso de accidente tenemos todas las de perder, ayuda a que lo usemos como un elemento necesario que nos facilita la circulación ciudadana, que es por cierto la que más necesita de los intermitentes.

No tenemos ni idea de si algún día recuperaremos el sentido común y hagamos de esta herramienta de nuestro vehículo algo normal, pero por el momento, y a las muestras nos remitimos, la verdad es que lo tenemos mal. El defecto se ha hecho crónico y estas alturas, cuando tanto ha arraigado entre nosotros, difícil será que mayoritariamente sea usado. Ya veremos. Ojalá nos lleváramos una sorpresa. Ojalá.