jueves, 5 de mayo de 2016

¿LES QUEDA ALGUNO DE QUINIENTOS?

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Presumimos que si finalmente el Banco Central Europeo decide acabar con la edición y puesta en circulación de los billetes de quinientos euros, a ustedes y nosotros como que nos va a dar igual, como si no fuera con nuestro futuro que dejaran de circular por los mercados del dinero negro, que debe ser como un túnel largo y oscuro por el que discurren estos billetes de color tan llamativo y que escasean entre la clase trabajadora como los contratos indefinidos. El hecho es que este billete ha sido perjudicial para el mercado del dinero en general y clave para que los corruptos hayan hecho su agosto de manera segura al menos hasta ahora. Finalmente no sabemos si se retirarán del mercado o no, porque por el momento los estudiosos y técnicos trabajan con esta posibilidad, pero como a nosotros ni nos va ni nos viene por razones obvias, lo mejor es que eliminen el peligro, que para eso somos de los que estamos convencidos de que el que quita la ocasión, quita el peligro.

En nuestro país cientos de millones de euros responden a este tipo de billetes y todos situados en lo que conocemos como dinero negro, es decir, procedente de negocios sucios, de comisiones por recalificar terrenos, de presiones para obtener el beneficio de las decisiones de quienes en momentos puntuales tenían el poder de hacer y deshacer en su municipio como les venía en gana, porque recordemos que la mayoría de este tipo de negocios se consolidaron en los ayuntamientos. De sobra tenemos ejemplos que lo confirman y que, por el momento y hasta que las sentencias pongan a cada cual en el lugar y la prisión que por justicia les corresponde, la paciencia es una buena aliada. De entre los negocios con los que han estado ligados estos mangantes, por ejemplo, con el agua potable de las ciudades, con el servicio de limpieza, con la recalificación de terrenos, con los jardines y con toda clase de negocios en los que los consistorios tenían responsabilidad. De hecho, en algunos de ellos, si se profundizara en algunas decisiones que conocemos de cerca y que al final han sido un estrepitoso fracaso, muchos serían los que se unirían a los personajes conocidos y que andan enfrentados en los juzgados por esta causa.


Por eso, si los billetes de quinientos euros han sido en parte responsables de un caos económico de la importancia que nos cuentan, que cuanto antes dejen de circular mejor para todos. Eso sí, por aquello de rizar el rizo y obligar a estos canallas sin escrúpulos a presentar sus cuentas ante la Hacienda Pública, fundamental sería que se les diera un plazo corto para anularlos, es decir, que en dos o tres años dejen de ser legales y no tengan valor alguno en el mercado. Solo así aflorarían como setas de otoño más o menos camufladas, pero que a muchos les haría perder millones de euros ilegales acumulados a la sombra de la corrupción más terrible que ha vivido España en estos últimos años. Y los gobiernos están obligados, además de la comisión europea en pleno, a apoyar una decisión que, de no acabar pronto, arruinará el futuro del mundo. Entre nosotros, con casos tan flagrantes como vergonzosos, vemos que cada vez se acercan más a las altas esferas de nuestros gobernantes. Y lo más llamativo y preocupante es que estos zafios de cuello duro están convencidos de que la ciudadanía es tonta del bote y acepta sin más sus explicaciones, falsas como la falsa moneda, que vienen a corroborar que, efectivamente, han metido la mano hasta donde han podido y que, mientras tengan esta posibilidad, lo seguirán haciendo. Mientras tanto, ya lo vemos, sus compañeros, apoyando su futuro en cargos de prestigio y desde los que tomar decisiones que están peligrosamente ligadas a los “lobby”, que no son otra cosa que grupos de presión entre los que corre el dinero ilegal como en río bravo. ¡Que Dios nos coja confesados!