Suponemos
que a ustedes también les resulta cuando menos extraño que existan,
en el colectivo de los automovilistas, tantos usuarios con ganas de
en un solo viaje, dejarse la mitad de los puntos en el camino, que
por cierto nunca viene sola la resta, ya que le acompaña la sanción
económica que merecen, según las Normas de Tráfico en vigor, quien
o quienes se exceden sin justificar la velocidad, el adelantamiento o
el uso de las nuevas tecnologías. Lo podemos comprobar los lunes, en
los telediarios, que es donde Tráfico envía los vídeos recogidos
por los helicópteros para que los emitan y, con el ejemplo como
infalible enseñanza, conseguir que reduzca el número de quienes
gustan de usar su vehículo como si estuvieran solos. Casi treinta
mil, por cierto, han sido cazados la semana pasada con el velocímetro
muy por encima de lo que debían y por esto la recaudación de la DGT
ha vuelto a ser de récord. Es decir, que de acuerdo con la opinión
de la mayoría de los usuarios, como los agentes están para
recaudar, nosotros lo que hacemos es echarles una mano pisando el
acelerador sabiendo que, en caso de ser controlados, no tardará en
llegar a nuestro domicilio la correspondiente notificación
avisándonos de que se inicia el expediente sancionador. Luego, ya se
sabe, a pagar si queremos evitar el recargo.
Sin
embargo, teniendo en cuenta que los habituales en estos censos o
estadísticas abundan por todo el territorio nacional, que nadie se
preocupe en Tráfico por el descenso de las recaudaciones, porque
este fin de semana o el que viene o el otro volverá a ser de récord
la cifra de denunciados. Y aquí está la pregunta, que puede
parecerse a la del millón de dólares si ustedes quieren, pero que
en realidad es elemental: si sabemos que nos multarán por los
excesos, ¿por qué los protagonizamos? O sea, ¿no sería mejor que
respondiéramos a las Normas como nos piden y así evitaríamos que
los excesos nos salgan por un ojo de la cara? Cuando alguien nos dice
que un usuario poco considerado puede quedarse sin permiso de
conducir en solo cien kilómetros, a lo que debemos añadir que
también le serán restados unos cientos de euros de su cuenta
corriente, debemos creerlo sin cautelas. Es así, y no crean ustedes
que es algo que ocurre solo de vez en cuando porque errarían en su
apreciación; al contrario, se trata de una figura muy habitual en
este mundo del motor. Y lo peor de todo es que, precisamente por sus
excesos, casi siempre los encontramos metidos en todos los fregados,
como accidentes, abusos, velocidades excesivas, alcohol, móviles,
etc. Ocurre lo mismo con los que, una vez retirado el carné, siguen
usando su vehículo como si nada. Y como la retirada del permiso de
conducir responde casi en todos los casos por tratarse de un usuario
peligroso, el hecho de que siga en la carretera entenderán ustedes
que suponga un peligro añadido que obviamente no es posible
detectarlo a tiempo.
A
todo esto, si echamos la vista atrás veremos que este comentario se
parece a muchos otros que hemos firmado en este mismo espacio y todos
con la misma intención: evitar accidentes. Pues con todo, luego de
esfuerzos de todo tipo procedentes de infinidad de frentes, todos
seguimos igual, convencidos de ser los mejores conductores del mundo
mundial y siempre prestos a jugarnos la vida, la nuestra y la de los
demás, por un exceso absurdo. Dicho esto, hasta que los seres
humanos no encontremos otra diversión con la que saciar nuestra
ansia del placer que nos proporciona el coche, nos tememos que todo
seguirá igual, si no peor, por aquello de que el número de usuarios
aumenta por horas.