viernes, 3 de junio de 2016

“AMAMANTAR Y CONDUCIR ¿ES POSIBLE?”

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Como ustedes conocen, el cierre de la semana en “Fuente Sorda” está unido al tráfico. Sabemos que muchos de ustedes usan sus vehículos especialmente en fin de semana y que también son muchos los que nos tienen en cuenta cuando de valorar el estado de las carreteras, el mantenimiento de su vehículo y demás necesidades relacionadas con la seguridad se nos agolpan. Por lo tanto, en esta situación, este fin de semana les traemos una noticia que estamos seguros han conocido estos días, porque ocurrió el pasado lunes y ha traído cola desde su inicio. Por extraña, por cómo ha ocurrido y, sobre todo, por sus dos protagonistas, ya que se trata de una usuaria y de un bebé de pecho. El relato de los hechos los conocimos a través de las agencias de información y venían a decirnos que una conductora de 25 años había sido puesta a disposición judicial por parte de la policía local de Sevilla luego de ser detenida tras realizar con su vehículo un giro prohibido en una avenida de la capital de Andalucía. Hasta aquí podemos decir que se trató de una maniobra peligrosa y prohibida de la que se deriva la denuncia, lo que por otra parte es algo muy compartido. Pero el asunto va más lejos una vez que los agentes, al requerirle el permiso de conducir para iniciar el expediente, la conductora les dice que no lo tiene porque le ha sido retirado por la falta de puntos. Pero aún más lejos, ya que cuando hace la maniobra denunciada, en su regazo, tiene a su hija a la que está amantando. Que la joven en cuestión haya sido acusada de un delito contra la seguridad vial nos parece poco y suponemos que el juez tendrá en cuenta el hecho de que expusiera la vida de la menor de manera tan flagrante.

 A partir de lo que les contamos, seguro que alguno de ustedes podría narrarnos algo parecido a lo que ha escuchado, porque lo innegable y muy positivo que lo tengamos en cuenta es que tampoco son tan extrañas estas personas sujetando el volante de un vehículo en marcha. Nosotros acumulamos historias de corte parecido, entre las que no falta un coche sin frenos detenido por los agentes de Tráfico, no sin dificultades, a más de 160 kilómetros por hora; conductores ebrios a punto del coma etílico, menores de edad conduciendo por autovías, autobuses en manos de profesionales sin los permisos correspondientes que los habilitaran… Y otros muchos que no les contamos porque fueron cazados en situaciones poco agradables y que es mejor obviar. Eso sí, lo de esta chica dando el pecho a su hija se sitúa en el pódium de estos descerebrados en uno de los primeros puestos, y no solo por lo que pudo organizar en plena calle, sino porque en caso de accidente la primera perjudicada es la menor. Si ahora la Justicia decide retirarle la custodia, que es lo más probable, vendrán las quejas, las manifestaciones y la búsqueda de firmas para que se la devuelvan.

 Desde luego lo que a nosotros nos debe importar es que no vuelva a coger un coche. Una usuaria tan temeraria, capaz de actuar con tanta osadía y peligro para un menor, lo mejor que podían prohibirle es que conduzca. Si tenemos en cuenta que el permiso de conducir se le había retirado por infinidad de infracciones, el que esté dispuesta a seguir infringiendo no parece que quepa en sus razonamientos. Por lo tanto, sin medidas cautelares ni esperas a la cordura, la decisión debía ser concreta y contundente: que no tenga permiso de conducir en su vida, o al menos hasta que su actitud sea claramente diferente y se hayan controlado sus progresos en este sentido. De hecho, si Tráfico impusiera sus criterios desde perspectivas parecidas, seguro que muchos de nosotros nos enfrentaríamos a la conducción mucho más convencidos de nuestra responsabilidad.