¿Y
qué viene después del resultado electoral en Galicia y el País
Vasco? ¿Servirá para solventar el grave problema que arrastra el
país? ¿Cederán los partidos por fin a abstenerse para que los
populares gobiernen? Nos tememos que todo va a seguir igual; es
decir, que volveremos a las andadas y nos repetirán hasta la
saciedad que iremos a unas terceras elecciones si los que andan por
el no a la investidura de Rajoy mantienen su negativa. Así venimos
desde el pasado 20 de diciembre, o sea, que estamos a unas semanas de
alcanzar el año sin que nadie haya decidido finalmente qué pasará
con nosotros, porque lo evidente es que ellos y ellas, la clase
política, fuerza la situación pensando exclusivamente en sus
intereses, en que todo les salga bien, en conseguir el poder y poco
más. Afortunadamente, la situación mundial está siendo buena y los
mercados del dinero se mueven de forma que nuestra particular crisis
no les afecta, por lo que los augurios para nuestra economía son
buenos y las consecuencias que podían devenir de semejante
despropósito no han aparecido.
El
hecho de que el PSOE haya sido el partido político más descalabrado
en las dos citas electorales del pasado fin de semana, suponemos que
alarmará a sus dirigentes y que no tardarán en echar mano a las
riendas que lo controlan y así evitar su desaparición. Los
populares, que ahora reclaman cordura y sentido de estado a los
socialistas, también saben, y muy bien por cierto, de este tipo de
malos momentos; y si no, recuerden cuando negaron el pan y la sal a
Susana Díaz para que no gobernara. De hecho, si no hubieran
conseguido el pacto con Ciudadanos, la necesidad de convocar en
nuestra tierra nuevas elecciones era una realidad. Dijeron no y
punto. Nada de sentido común ni de estado, nada de patriotismo
activo, como ahora se les pide a los socialistas. Se enrocaron en el
no y la viabilidad de la Junta de Andalucía salió sin su apoyo. El
que ahora estén en la otra parte pidiendo lo mismo que a ellos les
solicitaron y negaron, ¿no les parece a ustedes que tiene una gran
carga de venganza? Entonces, en días tan inquietantes, muchos fueron
los que apoyaban a los populares andaluces en su no a la abstención,
que veían un resquicio por el que descomponer la fuerza del Partido
Socialista en esta tierra.
Ahora
estamos en las mismas o parecidas circunstancias, puesto que de lo
que se trata es de que se abstengan, que no apoyar, la investidura
del señor Rajoy en la próxima cita en el Congreso para tal fin. Es
más, por lo que escuchamos, entre socialistas, podemitas y
ciudadanos parece que existen más que contactos para una gran
coalición de partidos con el objetivo de dirigir el país y, de
paso, como dicen ellos, sacar de la Moncloa al Partido Popular y su
presidente. Y justo en eso estaban los implicados en la trama cuando
las elecciones gallegas y vascas les han proporcionado, a unos más
que otros, una buena ración de realismo que suponemos les pondrá
definitivamente en el suelo y desde ahí intentar nuevos retos. Y es
que, cuando la ciudadanía te ignora en unas elecciones, cuando
cuestiona tu trabajo, por mucho que te empeñes en decirle lo
contrario, la suerte está echada y cuanto antes respondas mejor para
tu futuro. Lo quieran o no, los perdedores tienen la obligación de
asumir responsabilidades si no quieren llegar a la próxima cita con
las urnas solo con los votos de sus familiares más directos, que no
crean ustedes que el camino elegido, y por el que llevan deambulando
un par de años, no viene avisando con tiempo de tal situación.
Quizá sea el momento de ponerle un poco de atención.