jueves, 15 de septiembre de 2016

SABER ESTAR

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No sabemos si la situación política del país tendrá o no importancia en la dinámica de municipios como el nuestro, y concretamente en asuntos como el del río Guadalquivir a su paso por nuestra ciudad. El hecho de que andemos a estas alturas sin gobierno al que reclamar lo que entendemos es nuestro, es evidente que participa de forma muy activa en el futuro de un asunto del que aún una buena parte de la población no acaba de hacer suyo y que se mantiene en pie gracias a unos cuantos admirables ciudadanos convencidos, por propia experiencia, de cómo se las gasta el río cuando el agua de lluvia supera los niveles de su capacidad operativa. La realidad es que el presupuesto del Estado debe andar en estos momentos a la espera de su confección y que lo que no figure en él, los compromisos que no queden escritos y justificadas sus inversiones, sencillamente no verán la luz por mucho que posteriormente vengan a decirnos lo contrario. De hecho, la historia del río y nuestra ciudad está marcada precisamente de grandes mentiras, de proyectos inacabados y de inversiones millonarias que solo en una ocasión fueron realidad y que hoy permiten el mantenimiento de los niveles de seguridad relativos que por el momento han sido fundamentales para que el agua no aporte los habituales daños colaterales que desgraciadamente hemos sufrido a lo largo de los años.

Más cerca, en nuestro Ayuntamiento, deben estar en lo mismo, o sea, en la confección del presupuesto del próximo año, que se basa en las mismas características y los mismos objetivos, y con las mismas condiciones, es decir, que lo que no figure en el presupuesto sencillamente no podrá ser realizado. De ahí la importancia de participar, de que se nos dé la oportunidad de incorporar nuestras demandas o de condicionar a la clase política cuando de inversiones solidarias se trata. Sabemos que es así, que en estos momentos asociaciones de todo tipo entregan sus opiniones sobre cómo distribuir el dinero de todos, pero creemos que a este detalle tan importante no se le da la trascendencia que realmente tiene. Bien por costumbre, porque no disponemos de información, porque no faltarán los que crean que cuantos menos participen mejor será el presupuesto o porque la habitual y compartida desgana que preside la práctica totalidad de los compromisos ciudadanos nos impida actuar en momentos tan trascendentes, el asunto es que el presupuesto, las cuentas generales para el próximo año, pasarán desapercibas para una gran mayoría de nosotros. Luego, a toro pasado, ya se sabe: quejas porque no se nos ha hecho caso, porque no atienden nuestras justificadas exigencias, porque se mantienen los mismos problemas en nuestra calle o barrio, etc. Y precisamente este tipo de situaciones son las que dan vida a los que andan anónimamente en redes sociales a la caza y captura de los defectos de los demás, y más concretamente de nuestros gobernantes, para consolidar su supuesto protagonismo o preparar su carrera política, cuando no de volver a ella, que de todo vemos en estos portales cibernéticos.

Lo evidente, y debía ser lo preocupante, es que la ciudad necesita de nosotros en la totalidad de sus reivindicaciones, que son muchas y algunas muy urgentes, y que no siempre acertamos a estar donde debemos y en el momento adecuado. No obstante, nuestra es la responsabilidad.