La
Fundación Vuelta a Casa – El Almendro acaba de ser presentada en
sociedad y al tiempo dado a conocer su primera entrega. Su informe,
el primero de su corto recorrido, es “¿Cómo viven la distancia
los españoles que residen en el extranjero?”, un reto de gran
importancia y no menos relevancia del que pretendemos obtener datos
que compartir con ustedes. Sepan que la primera acción de la
Fundación ha sido analizar y conocer cómo viven los españoles que,
por diferentes motivos, se vieron obligados a dejar sus hogares y sus
respectivos círculos familiares y de amistad, en qué ambientes se
desenvuelven una vez ubicados en su nueva residencia, qué echan más
en falta y cómo se relacionan con sus nuevas amistades.
Evidentemente, se trata de un trabajo que exige una enorme tarea
porque se deben valorar las respuestas que han dado los protagonistas
y trazar con ellas el resultado del informe y hacerlo asequible al
gran público.
Entrando
de lleno en el análisis, sabemos que solo una cuarta parte de los
españoles que vive fuera se plantea regresar a corto plazo. También
que la mitad de los españoles que reside fuera afirma que tiene
contacto diario con su familia y amigos. Además, que el ochenta y
cuatro por ciento utiliza las redes sociales para comunicarse. Y más,
porque uno de cada tres vuelve al menos una vez al año a sus hogares
en España, siendo la Navidad la fecha preferida para hacerlo. Como
podemos comprobar una vez conocidos los datos, el hecho de que no
tengan intención de regresar propone una serie de disyuntivas muy
significativas que debían ser tenidas en cuenta especialmente por
quienes han tenido mucho que ver con la implantación de una crisis
que ha acabado con millones de sueños e ilusiones y no menos empleo.
Destaca el hecho de que la respuesta haya sido casi unánime entre
ellos y ellas, y todo porque la experiencia vivida por cada uno les
ha marcado de por vida. Es normal que quien ha estudiado para poder
desarrollar lo aprendido, quien ha dedicado su juventud y el dinero
familiar a prepararse un futuro de trabajo y prosperidad, no acepte
que para ver cumplido su sueño se vea obligado a salir de su país y
no siempre en condiciones óptimas.
Evidentemente,
no todos los españoles viajan en busca de trabajo en las mismas
condiciones, ya que unos lo hacen con un contrato firmado que les
proporcionará empleo y tranquilidad, y otros, quizás la gran
mayoría, salen a la aventura. Estos últimos son los que en realidad
pagan con su esfuerzo la elección de buscar empleo en el exterior,
puesto que lo de que fuera de España los perros se atan con
longaniza es una burda leyenda que en ningún momento ha sido
realidad y que, sin embargo, ha servido para consolidar grandes
decepciones. Por otra parte, el hecho de que la crisis cabalgue con
fuerza por toda Europa no facilita precisamente el que hallemos
empleo en el país vecino o el más lejano. Es más, sabemos que
desde hace cuatro o cinco años las cortapisas a los ciudadanos
europeos se han implantado con fuerza y aumentan las exigencias en
origen de manera que abortan infinidad de decisiones entre los
jóvenes. Al tiempo, por aquello de dramatizar un poco más la
situación de los emigrantes y los migrantes, el que Inglaterra haya
votado el “brexit” ha sido como un jarro de agua fría que ha
venido precisamente a congelar los legítimos deseos de muchos de los
jóvenes que realizaban este desplazamiento en busca de un empleo
circunstancial y, al mismo tiempo, volverse a casa con el idioma bien
aprendido.
La
Fundación “Vuelve a Casa – El Almendro” ha venido a poner más
luz en un asunto que nos toca a todos de una forma o de otra y que
nos ha servido para conocer en toda su dimensión la realidad de unos
jóvenes decididos y no menos hartos de hallarse varados en el mismo
puerto.