martes, 11 de octubre de 2016

MAL GUSTO Y PEOR EDUCACIÓN

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Como era de esperar, los comentarios alrededor de la noticia publicada por Radio Andújar sobre la suciedad que han generado algunos de los visitantes que, a caballo o a pie, recorrieron el camino viejo camino del santuario el pasado fin de semana, han sido muchos y de todo corte e intención. Proliferan los que denuncian el hecho y los que, generalizando, responsabilizan hasta a la propia organización, a la que exigen que debían haber seguido a la totalidad de los convocados a lo largo del recorrido para reprenderles su actitud y mal comportamiento. Tampoco echamos de menos a quienes defienden extrañamente actitud tan desconsiderada para el medio ambiente, basándose, despistados ellos, en la falta de contenedores en los que depositar lo que nos sobra. Comprobamos, eso sí, que la noticia y nuestros comentarios han supuesto un revulsivo de gran importancia del que deseamos fervientemente que se aproveche nuestro entorno natural, porque les podemos asegurar que en ningún otro momento hemos tenido la oportunidad de leer y escuchar tantas quejas con el parque natural como protagonista.

Por supuesto, no han faltado los que se extrañan del interés que muestra Radio Andújar por la sierra, dejando caer, y no veladamente, qué tipo de intereses son los que nos mueven, como si recibiéramos soldada por defender una zona tan hermosa como debilitada por los permanentes ataques que recibe de nosotros mismos. La única razón que encontramos para justificar estas aseveraciones las ligamos al desconocimiento que tienen de nuestra dedicación y tarea a favor de un medio ambiente más cuidado y con futuro. Pero como no podemos obligar a nadie a que siga lo que hacemos, habrá que aceptar sus opiniones. No obstante, sería interesante que antes de opinar, de llegar a conclusiones tan radicales y venenosas, se tuviera en cuenta la duda, que para situaciones o casos de este corte no crean ustedes que estaría de más. De hecho, en nuestra Fuente Sorda del miércoles tuvimos la precaución, primero, de no generalizar, y luego de eximir de responsabilidad a la organización convencidos de que hicieron todo lo posible por evitar el desastre. Es más, ¿qué hicieron los visitantes con las bolsas que les proporcionaron y que tenían como objetivo meter en ellas las sobras y depositarlas en los contenedores? ¿Quizá se las llevaron para su uso particular? ¡Vaya usted a saber! Pero la realidad es lo que hemos tenido oportunidad de observar en las fotografías, con todo tipo de restos de comida repartidos por doquier en una flagrante muestra de desconsideración hacia quienes tuvieron la educación y el buen gusto de invitarles.


Si acaso, siendo conscientes de que de todo se aprende, de que la experiencia es un grado y que la memoria la tendremos fresca para cuando de nuevo el año que viene se convoque un encuentro de la importancia del que les comentamos, se ajusten objetivamente las responsabilidades personales y colectivas, que es lo que debía hacerse con la totalidad de las personas que usan de este camino para aproximarse al santuario de la patrona. Ya está bien de contemplaciones y de que cada cual haga de su capa un sayo, y no quiera saber nada de lo que ocurre en la ida o la venida con respecto a la suciedad que genera por sí o por el grupo junto al que camina. Tampoco estaría de más que todas y todos pusiéramos de nuestra parte a favor de la conservación de unos terrenos que están en las últimas, delicados por demás y que necesitan de nuestro cariño. Entre otras cosas, porque si la autoridad competente, en vista de su mal estado, decide cerrar el paso para evitar su completa destrucción, luego vendrían las quejas y las lamentaciones, y se buscarían culpables y no precisamente entre los verdaderos causantes del desastre y sí sobre los responsables del entorno, que es a lo que estamos acostumbrados y mejor sabemos hacer. Tiempo al tiempo.