viernes, 28 de octubre de 2016

NEUMÁTICOS USADOS Y ACCIDENTALIDAD

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Que nosotros no estemos de acuerdo con el mercado de segunda mano de neumáticos creemos que no supondrá un problema para quienes explotan este negocio, o al menos que quede claro que no tenemos más intención que la de evitar el peligro que podría generar el extendidísimo uso que sabemos se hace del neumático que ha sido renovado porque su dueño, que lo conoce mejor que nadie, que debe haber sido el que en su momento detectó algún traspiés en curva o frenada y que precisamente por eso decidió sustituirlos por otros sin que nadie le asesorara, una vez comprobó que no le transmitían seguridad. Y hasta ahí podíamos llegar, a conducir nuestro vehículo, que compartimos con amigos o familia, montando unas gomas desgastadas. Siempre lo hemos dicho y en esta ocasión haremos lo mismo: cambiar los neumáticos es la mejor inversión que podemos hacer en nuestro coche, la que más seguridad nos va a proporcionar y, por tanto, el dinero mejor gastado. El hecho de que sean los únicos elementos que unen a nuestro vehículo con el asfalto también debía servirnos como dato técnico de vital importancia y, a lo largo de su vida activa, evitar el mal uso al que a veces los sometemos, como sería el caso de los acelerones o frenazos, golpes en los bordillos, etc.

En cuanto a las razones que justifican este mercado, entenderán ustedes que deben ser variadas, aunque, en todos los casos, ligadas a la economía del que decide la compra. Sin embargo, conociendo mínimamente el tráfico y sus consecuencias, no acabamos de entender que el Estado mire para otro lado en asunto de tanta trascendencia, ya sea desde Industria o desde la mismísima Dirección General de Tráfico. Es más, como han tenido oportunidad de escuchar o leer en alguna ocasión, el Gobierno está empeñado y pone todo su interés en compartir con los usuarios que los coches con más de diez años son un peligro con ruedas, responsabilizándolos además de muchos de los accidentes. Pero no entra en más detalles suponemos que porque es su responsabilidad y de nadie más el que el mercado de neumáticos usados no solo se mantenga, sino que aumente año a año. Aquí todo el mundo sabe que un neumático en malas condiciones aporta un defecto y este no es otro que, cuando necesita frenar con urgencia, sencillamente no responde. Claro que reconocer que han sido la causa directa del accidente conllevaría tomar decisiones que evidentemente no le deben interesar.


Sea como sea, el hecho es que cuando decidimos renovar los neumáticos, además de abonar religiosamente el precio que nos piden en el servicio técnico, incluida la válvula y el equilibrado, estamos obligados a pagar un impuesto concreto y éste es la tasa ecológica. Y está bien, que eso del cuidado del ecosistema y reciclar nos viene bien a todos. Pero claro, no entendemos que, una vez en manos del taller, éste pueda revenderlos sin más. Ni se entiende ni es posible compartirlo, por lo que supone de incongruencia y porque es evidente que alguien está siendo engañado. Dicho esto, y teniendo en cuenta que este submercado se mueve sin ningún tipo de control oficial, que su facturación nos dejaría sin aliento, convendría, en beneficio de la seguridad de todos, que desde las Administraciones se vigilara lo que a todas luces es una anomalía de gran importancia social y económica. Es más, si el Gobierno entiende que así debe ser, que lo diga y que lo controle, evitando los abusos a los que ahora asistimos y que, recuerden, tienen relación directa con la accidentalidad que acumulamos a lo largo del año.