Aunque
suene a repetitivo y los datos ni siquiera merezcan su atención, el
asunto es que el aumento de los conductores que consumen algún tipo
de droga cuando conducen ha sobrepasado y con creces a los que lo
hacen superando los límites de alcohol en sangre. Venía avisando
esta tendencia de sus intenciones y lo que pocos esperaban es que lo
hiciera tan rápido, porque no han pasado más de cinco años desde
que las drogas se asomaban tímidamente a los atestados de accidentes
de tráfico, y ahora ya ven. Y luego está lo del porcentaje, que
tampoco son datos desdeñables, puesto que superan ampliamente los
usuarios implicados en accidentes el cuarenta por ciento cuando se
registran fallecidos. Por eso no solo no nos extraña, sino que
estamos de enhorabuena con la adquisición que nuestro Ayuntamiento
ha realizado, de un equipo de control de drogas para aplicárselo a
los conductores que se vean involucrados en accidentes de circulación
o de modo aleatorio.
Acudir
al coche, visto lo visto, y circular con él por ciudad y carretera
es evidente que es cada vez más peligroso, ya que a los habituales
contratiempos con los que nos topamos debemos añadir a quienes, al
frente del volante de su vehículo, no cumplen de ninguna de las
maneras las exigencias que mínimas de este menester, y que no son
otras que estar en perfectas condiciones psíquicas y físicas,
conocer el Código en vigor, mantener en todo momento el control y la
vigilancia sobre la conducción y no alterar bajo ninguna
circunstancia el normal ir y venir de los vehículos. Los que han
consumido cualquier tipo de alucinógenos no deberían tener sitio en
el que circular, porque lo normal es que a la ida o la venida acaben
fuera de la carretera o empotrados en el frontal de otro vehículo.
De ahí que todos los esfuerzos de la autoridad competente que se
preocupen por retirar de la circulación a quienes consumen alcohol o
drogas, nos parecerán pocos.
Avisados
están los que tienen por costumbre eso de “echarse un porro”,
que es otra forma de drogarse a la que no se le quiere dar
interesadamente importancia, pero que sí altera y mucho los niveles
de atención y percepción de la realidad, y este detalle, cuando se
conduce un vehículo, multiplica las consecuencias que se derivarían
en caso de un accidente. Convencidos quedamos de que serán solo unos
cuantos los que tendrán la oportunidad de escucharnos o leernos, lo
mismo que lo estamos de la escasa respuesta que tendrán nuestras
peticiones, pero que sepan que será todo lo contrario a la actitud
de los agentes de la autoridad, que sí intervendrán con
contundencia entre quienes hayan decidido hacer oídos sordos a
mensaje tan justificado. Dicho ha quedado en otros artículos, que
los responsables de Tráfico están obligados, porque no otra es su
tarea, a reducir el número de accidentes y sus consecuencias, por lo
que las medidas que impongan no solo estarán más que justificadas,
sino que tienen a las instituciones de su parte.
Los
usuarios estamos obligados, por otra parte, a cumplirlas y solo en
casos excepcionales a no hacerlo circunstancialmente, aunque
conscientes de que se trata de algo que incluso se puede justificar.
En cuanto a las sanciones, por ahora la única fórmula que conocemos
capaz de poner un poco de orden en tanto caos, sepan que están
siendo revisadas estos días por técnicos de la Dirección General
con el objetivo de corregir las que están en vigor y no han tenido
la repercusión que se esperaba, y reconducir a los habituales
transgresores a favor de una mejor interpretación de las Normas.
Recuerden, el que avisa…