De
acuerdo con las previsiones meteorológicas, la lluvia será
protagonista desde el domingo y algunos días de la semana entrante.
Para los más regazados, para los que no han terminado de creerse que
la temporada de lluvia tenía que llegar, el aviso es contundente y
real. Con esto queremos decir que pronto también las mañanas de
niebla y de nieve no tardarán en aparecer dificultando el paso de
personas y especialmente de los vehículos, que es a lo que nosotros
dedicamos este espacio de mediodía los fines de semana. La
estabilización meteorológica propia del otoño y el invierno que se
nos viene encima y por tanto de lo que nos tenemos que defender y
preparar, si puede ser antes mejor, nuestro vehículo, lo mismo que
hacemos calzándonos zapatos que aguanten el agua y soporten el frío
y dejando de lado los que nos han servido para pasear en
primavera-verano. Es decir, atención a los neumáticos, que aunque
no demandan de nosotros más cuidados que el seguimiento propio a
elementos tan determinantes para nuestra seguridad, la realidad es
que se nos olvida con imprudente frecuencia que están ahí y que
debemos cuidarlos con mimo. No es lo mismo un neumático al que le
falte algo de aire en verano que en invierno; no es lo mismo que
drene bien o que la escasez de dibujo le dificulte evacuar el agua
que encuentra en la calzada; no es lo mismo, en fin, frenar en
invierno que en verano, con agua o en seco. No conocer la diferencia
entre uno y otro puede suponer un accidente, y de las consecuencias
que seguro se derivarán de éste mejor ni hablamos.
Por
otra parte, si su vehículo es de los miles que duermen en la calle y
lo usa algún fin de semana que otro, asuma que tiene unas
obligaciones añadidas que eludirlas le proporcionarán problemas de
calado, como la pérdida de la batería si se le olvida ponerlo en
marcha regularmente o el deterioro casi inmediato de las gomas del
limpiaparabrisas, cuando no el agua de lluvia acaba dañando la
tapicería. Por eso es fundamental comprobar su estanqueidad de vez
en cuando, detenerse a comprobar su estado general y, sobre todo,
arrancar el motor. Por supuesto, comprobar en qué estado se
encuentra el anticongelante, del que sabemos que tiene dos labores
que desarrollar en su vehículo: que no hierba el agua y que no se
congele. En cuanto al depósito del limpiaparabrisas, si conocemos
que el época de lluvia es lo mismo que momento de salpicones de
barro procedentes del vehículo que nos precede, descuidar este
detalle puede resultarnos muy peligroso. De hecho, en las ITV’s
habrán comprobado ustedes que, al mismo tiempo que comprueban el
nivel del aceite del motor de nuestro vehículo, hacen lo propio con
este depósito.
Y
como entre nosotros no faltan los que gustan de desplazarse en busca
de aventuras y que la nieve tiene un atractivo muy particular, pues
eso, que tengan en cuenta, sobre todo los que tienen por costumbre
aparcar su vehículo en los lugares habilitados al aire libre para
este menester, que luego de una noche fría y quizá con nieve sobre
el coche, toda precaución es poca. Además de un rascador específico
para limpiar el parabrisas, las cadenas, que pueden resultarnos
obligatorias en cualquier momento. Dejar su compra a la espera de
que de verdad las necesitemos puede suponernos un desembolso extra y
una compra inadecuada, porque las prisas siempre han sido malas
consejeras y las cadenas, además de muchos modelos y diferentes
precios, deben ajustarse técnicamente a los neumáticos de su
vehículo. Yendo un poco más lejos y por aquello de que conductor
prevenido vale por dos, incorpore a su vehículo alguna manta, una
linterna, un cargador del teléfono que usa, alguna herramienta
multiuso y, siempre, algo de comida, agua y el depósito cuanto más
lleno mejor. Cierto que quizás estemos exagerando y que es muy
probable que nunca necesiten de estos elementos, pero por experiencia
sabemos que nunca están de más.