jueves, 3 de noviembre de 2016

¿REALMENTE NECESITAMOS PUESTOS DE TRABAJO?

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Las personas que organizaron la marcha de parados desde Andújar a Jaén la semana pasada sufrieron un revés mayúsculo, además de inesperado e injusto; vamos, un zasca en toda la cara y en público. Luego de meses de entrega, de buscar altavoces desde los que hacer llegar a la ciudadanía la necesidad de que la clase política se conciencie e implique en la solución al problema de paro que vive nuestra ciudad, resulta que el día “D” a la hora “H” se quedaron solos y no acudieron más de nueve o diez. Naturalmente, ellos cumplieron su palabra y se encaminaron hacia la capital, concretamente ante la Subdelegación del Gobierno, en donde entregaron el manifiesto que habían confeccionado y en donde constaban las peticiones que ellos están convencidos tienen justificado derecho. Cierto que en ningún momento de la larga caminata quisieron reconocer qué habrían podido hacer mal o cuáles serían las causas que obligaron al resto de desempleados a quedarse en casa y no apoyar tan importante protesta, pero que quede claro que fácil no debió ser para ellos asumir tal afrenta y precisamente de parte de quienes padecen las consecuencias del desempleo en una ciudad que supera los seis mil y que no está sola en esta lucha, es decir, que forma parte de una provincia en la que el paro forma parte ya de sus enfermedades endémicas.

Evidentemente, el hospital y su consecución estamos convencidos que debió incorporarse a la ilusión colectiva para desarrollar la marcha, pero aquello en realidad parece que ni siquiera nosotros fuimos capaces de organizarlo y menos de conseguirlo. Con esto queremos decir que coleando aún la fuerza colectiva que Andújar mostró al mundo y especialmente a los políticos que entonces manejaban la Junta de Andalucía, estos buenos hombres se convencieron a sí mismos y decidieron que volveríamos a actuar con la misma o parecida fuerza que entonces, pero está claro que no dimensionaron correctamente la situación y todo ha quedó en una marcha compartida por unos cuantos compañeros, y con más pena que historia. Dicho esto, la ciudad ha vuelto a perder la oportunidad de mostrarse a sí misma y ante los demás con la fuerza que posiblemente pudo haber influido en los cargos que en la provincia representan al Estado, y conseguir así, con el apoyo popular que esperaban, que nos observaran como en realidad nos merecemos.

En cuanto a las razones que influyeron decisivamente en la convocatoria de la marcha hacia la capital, es evidente que como para ellos el número de parados supera la normalidad incluso comparándola con otras localidades de parecida densidad demográfica, entendieron que llegado era el momento de echar una mano a quienes tanto necesitan. Sin embargo, la ausencia de apoyos y de manera tan desproporcionada no solo ha acabado con sus ilusiones, sino que nos ha definido ante los demás. Y lo que es peor, hemos dado muestras de estar cansados, desilusionados, inapetentes e ingenuos si alguien cree que el Gobierno, por sí mismo, porque le apetece o lo entiende justo, va a echarnos una mano incorporando a la escasa lista de empresas que acogemos en nuestro término a otro Ros Casares salvador. Eso sería un milagro y los milagros escasean en los tiempos que corren.


Por todo eso justificamos la pregunta que hacemos en el titular del comentario de hoy: ¿Realmente necesitamos puestos de trabajo? Visto lo visto, o el trabajo existe y nadie sabe dónde está o no somos capaces de apoyar una idea tan digna como cualquier otra y, sobre todo, hacer saber al mundo que estamos vivos y hartos.