Hace
unos días les decíamos que dudábamos, visto lo visto, que la
estación de autobuses tuviera futuro. Su estado, su aspecto general,
la ausencia de servicios que debía proporcionar a los usuarios y su
mal estado general, especialmente para quienes visitan su recinto,
nos hacían dudar seriamente de sus posibilidades de recuperación.
Hoy venimos con un mensaje claramente diferente y queremos compartir
con ustedes lo que hemos tenido oportunidad de comprobar la semana
pasada con la estación de autobuses como referencia. En principio,
porque las obras de recuperación se han iniciado y el proceso marcha
con inusitada rapidez: servicios para el público, que han quedado
diferenciados claramente y dignamente equipados; nueva distribución
del espacio dedicado a la cafetería-restaurante, cuidando los
detalles y permitiéndole un detalle que lo diferencia claramente del
anterior, ya que desde el interior se podrá ver el movimiento de
personas y autobuses. El concesionario del nuevo servicio de
hostelería de la estación ha previsto horarios lógicos, es decir,
desde primeras horas de la mañana y últimas de la noche, con nuevo
mobiliario y nuevos servicios generales para los viajeros y clientes
en general. Al mismo tiempo se ha activado un pequeño
establecimiento en el que poder adquirir artículos propios para el
viaje y prensa diaria.
Las
policías local y nacional tendrán sus dependencias en las que poder
desarrollar sus respectivas tareas, especialmente las dedicadas a
control de viajeros y visitantes, al tiempo que evitan el pillaje o
el robo que pudiera producirse en el recinto. Naturalmente, esta
presencia activará por sí misma una seguridad añadida que llegará
al viajero en forma visual y que le transmitirá tranquilidad, porque
recordemos que las estaciones de cualquier clase, por la aglomeración
de personas que asumen, suelen ser zonas o recintos en los que los
robos se dan con más frecuencia que en otros puntos de las ciudades.
Naturalmente, otra inconveniencia que ha sido denunciada por
infinidad de personas está relacionada con la iluminación y el
equipamiento exterior de la estación, en la que echamos de menos
puntos de luz en donde ahora es oscuridad y, por eso, peligro. En
cuanto al acceso de los peatones a la zona de aparcamiento o dársenas
de los autobuses, es evidente que no se ha delimitado adecuadamente
nunca y que esta situación ha generado y genera momentos de peligro
para los peatones que entran y salen del recinto, y no menos para los
conductores de los autobuses, que se ven obligados a cuidar con
extremo la presencia o no de personas.
Finalmente,
la totalidad de la zona va a ser retocada allí donde los técnicos
han detectado dificultades de movilidad y de aproximación de los
usuarios, para los que construirán unos accesos especialmente
delimitados de entrada y salida, y así evitar el mal uso que ahora
se hace, como hemos dicho, por parte de algunas personas. Así,
compartir que nuestra estación de autobuses sí tiene futuro y que
no tardará en ser una buena tarjeta de visita de entrada y salida
para quienes la utilicen, proporcionando nuevos servicios y
posibilidades de adquirir recuerdos y artículos propios de nuestra
ciudad, nos sirve para animarnos y compartir con todos ustedes lo que
sin duda acabará con un problema que hasta ahora no había sido
tratado con la medicación adecuada. Evidentemente, la recuperación
de nuestra estación de autobuses confirma que si se quiere se puede;
otra cosa es arrinconar el problema a la espera de que se arregle
solo.