martes, 22 de noviembre de 2016

MENORES CON HAMBRE

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Hace años que el aumento de las familias con niños que se ven obligadas a depender de las organizaciones no gubernamentales con el fin de cubrir sus necesidades básicas, especialmente en el apartado alimentación, de acuerdo con los datos oficiales que conocemos, ha aumentado por tres-cuatro veces. Así, la situación de colectivo tan expuesto alcanza cotas desconocidas y ha colocado a España muy próximo a la cabeza de los cuarenta y un países que tienen problemas de pobreza infantil. Así lo ha dicho la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria en un informe que hemos conocido estos días, en donde avisa de lo que a todas luces es un grave problema el hecho de que la desigualdad social y la privación acabará perjudicando la salud de los menores, al tiempo que los marcará el resto de sus vidas. Según la Agencia de Evaluación de Tecnologías e Investigaciones Médicas, se sabe por los estudios realizados que una infancia expuesta a privaciones materiales y nutritivas acaba aportando resultados negativos sobre su salud a corto y medio plazo. Actualmente, los menores que conviven en familias que tienen sus miembros en paro han aumentado significativamente y ha situado a la población infantil en situación de riesgo de pobreza en casi el cuarenta por ciento.

De acuerdo con la organización que ha financiado el estudio, el gobierno tiene que prever lo que va a ocurrir en un futuro para paliarlo y plantearse lo que puede pasar después. Es más, es bueno que se destinen recursos para las enfermedades, pero la pobreza infantil es una emergencia de salud porque estamos seguros de que va a causar problemas a medio y largo plazo si no se hace ahora algo para poder solucionarla. Por su parte, lo que afirman los estudios científicos es que una mala nutrición junto con una situación social discriminatoria está asociada a problemas mentales y a un mayor riesgo de meningitis y otras enfermedades infecciosas en la infancia por tomar alimentos pasados de fecha. Esta misma sociedad denuncia que el número de niños y adultos que acuden a bancos de alimentos desde el comienzo de la crisis aumenta a diario. Otro estudio, realizado por expertos reclamaba, ante la evidencia del impacto de la crisis en la salud infantil, la urgente necesidad de vigilar los efectos de la recesión global en la salud de los niños e informar de ello para que se puedan ofrecer respuestas políticas adecuadas. De entre las medidas que los gobiernos debían tomar sería mantener abiertos durante todo el año los comedores escolares y así garantizar el acceso al menos a una comida diaria a todos los menores en edad escolar. Otra propuesta es evitar los desalojos de familias con menores o garantizar el acceso a los suministros básicos de las familias en situación de vulnerabilidad, como sería el caso de los cortes de electricidad en los hogares que se registran en España. Evidentemente, se trata de una cuestión de prioridades contra la pobreza infantil que, si no se hace ahora, no se va a poder solucionar a corto plazo.

Desde luego, en el tejado de los responsables gubernamentales y organizaciones dedicadas a este tipo de menesteres encontramos la pelota, pero que nadie crea que serán capaces de solventar un problema tan urgente sin ayuda. De hecho, esta situación viene de lejos y vemos que aumenta anualmente de forma preocupante. Por eso la sociedad sin fisuras tiene que hacer suyo el problema y exigir permanentemente la implicación de los responsables del área en busca de soluciones capaces de mantenerse en el tiempo y de reducir el número de personas necesitadas. Entre todos deberíamos poner de moda la generosidad y la solidaridad. Hoy por ellos y mañana, quizás, por nosotros. ¡Quién sabe!