martes, 27 de diciembre de 2016

¿IGUAL QUE EL AÑO PASADO?

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En el día a día, todo sigue igual. Es más, si no supiéramos que pronto despediremos el año 2016, cualquiera diría que estamos aún en 2015. La sucesión de los acontecimientos, las noticias que hemos conocido estos días, las fiestas de este fin de semana y las del que viene, todo igual. El discurso del rey, el segundo en su particular historia frente a los treinta y ocho del padre; las opiniones de los partidos y sus portavoces, especialmente los populares y los socialistas, que ninguno de ellos ha mostrado desacuerdo alguno, y en esta ocasión tampoco; sí lo han hecho los catalanes, que se han limitado a emitir las palabras reales desde el segundo canal de la tv3, y los vascos, que sencillamente no las han emitido. También Ciudadanos se ha mostrado satisfecho con el mensaje del rey, aunque Podemos, que anda reajustándose a sí mismo y buscando su personalidad futura, ha manifestado su desacuerdo a la totalidad. O sea, lo que les decimos: como siempre, como si se repitiera la instantánea del año pasado.

Ahora queda otra cita que, si no cambian las cosas a última hora, nos obligará a repetir lo mismo que hacemos ahora, ya que la despedida del año nos condiciona desde todos los frentes: las uvas, los abrazos, los besos, los gritos de alegría, la espera infinita a que suenen las campanas después de  una opípara cena, repartir buenos deseos a propios y extraños… Sueños de un año mejor y de un mundo más comprensivo y solidario, necesidad de paz y prosperidad para los países y las personas que tanto la necesitan, suerte para la lotería del niño… En fin, que todo nos salga bien y que especialmente los nuestros reciban todas las bendiciones posibles. En solo unos minutos, con la familia delante y con la fuerza que proporciona la alegría que emana de la reunión, se nos ocurren infinidad de deseos que en muy pocas ocasiones somos capaces de expresarlos y en otras de recordarlos cuando pasa el tiempo. También como todos los años.

Tampoco faltarán los deseos propios del inicio del año nuevo, es decir: acudir al gimnasio o hacer deporte por nuestra cuenta, o comprarnos una bicicleta estática o una cinta para correr,  dejar de fumar o de beber, comer más sano y menos, comprarnos las colecciones en fascículos que nos ofrecerán en el kiosco o desde las televisiones, compartir más tiempo con la familia y los amigos… Nos durará poco este ímpetu, cierto, pero mientras lo mantengamos disfrutaremos con ello e incluso presumiremos de que iniciamos una nueva vida, como si ese fuera nuestro verdadero futuro y la meta por la que lucharemos hasta donde sea necesario. Luego, también como todos los años pasados, lo iremos dejando a un lado porque, solemos decir, no tenemos tiempo casi para nada. Eso sí, los recuperaremos coincidiendo con las mismas fechas y de esta forma permitirnos repetir el mismo comentario el año próximo, pero esa será otra historia.


La de ahora tiene mucho que ver con los buenos deseos de nuestra primera autoridad municipal, que tuvo la amabilidad de compartir con los medios de comunicación locales un desayuno en el que nos informó de que los proyectos políticos que dieron a conocer a los ciudadanos se mantienen intactos y algunos de ellos a punto de iniciarse.  Como nos dijo el señor Huertas, el poco más de año y medio transcurrido desde que llegaron al poder lo han dedicado mayormente a reajustar la Casa Consistorial. A partir de ahora se tratará de realizar aquello que se prometió y para lo que aseguró se ha previsto la financiación necesaria. Sobre el año 2017, nuestra primera autoridad se mostró convencido de que mejoraría la ciudad en todos los órdenes. Llegados a este punto tendríamos que preguntarnos:  ¿también como el año pasado?