jueves, 22 de diciembre de 2016

LA BANCA SE COME LAS CLÁSULAS SUELO

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Difícil no parecía, al menos desde la perspectiva, las razones y las convicciones de los reclamantes. Ahora, luego de la sentencia del tribunal de justicia de la Unión Europea, se confirma que desde luego descaminados no andaban. El hecho de que se hayan tumbado las pretensiones de los bancos españoles, de no devolver ni un euro de lo cobrado a sus clientes por la cláusula suelo, es evidente que marca un antes y un después en su capacidad de presión ante los tribunales europeos que imparten justicia, algo que España nos sigue quedando lejos, muy lejos. Naturalmente, el jolgorio entre los afectados es mayúsculo y el bofetón dado a la banca española no menos, porque la sentencia les obliga a devolver el dinero cobrado desde el año 2013, y menos mal porque podía haber sido peor si se hubieran aprobado por los jueces fechas anteriores. De todas formas, entre tres mil y cinco mil millones de euros supone la factura que les representará a las entidades bancarias este varapalo judicial, dinero que deberán devolver a sus clientes en cuanto sea posible, porque aunque no caben más recursos, es evidente que sencillo no va a ser que se lo reingresen de una vez y en poco tiempo.

La situación entre la banca nacional era de tensión contenida conforme se aproximaba la fecha del fallo del tribunal de justicia europeo, porque no las tenían todas consigo y porque las noticias que se filtraban no eran precisamente alentadoras. Y así ha sido. La consecuencia inmediata, la caída en bolsa de las entidades envueltas en este asunto, que, aunque formaba parte de lo posible, parece que les ha cogido por sorpresa. Sea como sea, el hecho es que miles de familias que entiende el tribunal sentenciador que no fueron informadas como el asunto merecía y que se han visto obligadas a lo largo de estos años a abonar una cláusula conocida en el argot bancario como del suelo, finalmente ha resultado un fiasco económico que es hasta posible que algunos bancos acaben teniendo problemas de viabilidad económica a corto plazo. Por otra parte, esta sentencia abre las puertas a otros tantos miles de usuarios que han llevado sus quejas ante los tribunales españoles y que han sido rechazadas sin contemplaciones, y les invita a plegar velas y trasladarse en busca de comprensión y justicia en Europa.

Las consecuencias que sabemos con seguridad que se derivarán casi inmediatamente de esta sentencia, estamos convencidos de que pasarán en primera instancia por los empleados de estas entidades, que verán sacrificar sus puestos de trabajo de manera más rápida. Estaba previsto la desaparición de miles de ellos entre el año pasado y el que corre, y solo faltaba que hayan sido sentenciados a devolver la millonaria cantidad de euros para que los damnificados acaben siendo los que menos culpa o responsabilidad tienen, porque recordemos, como en el caso de las preferentes de otras entidades bancarias, que este tipo de ofertas son ideadas por los consejos de administración y el papel de los empleados es el de vender lo que casi siempre acaba siendo una exigencia laboral y en donde lo de opinar sencillamente no se admite. Tampoco los clientes, por cierto, estamos exentos de participar en la recolecta que están obligados a implantar los bancos, por lo que debemos esperarnos aumentos significativos en el costo de sus servicios, que ya son de los más alto en Europa y que no siempre están en relación con lo que recibimos de ellos.

Nos alegramos por quienes serán resarcidos de un cobro ilegal desde 2013, y lo sentimos por los que esperaban que el año de devolución se fijara en 2009. Evidentemente, para las fechas que estamos, a una parte de los implicados les han traído carbón sus majestades y a la otra un dinero que era suyo y que en ningún momento debieron desembolsar. ¡Para algo debe servirnos formar parte de Europa!