martes, 31 de enero de 2017

BUENOS TIEMPOS PARA LAS COMPRAS

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Despedimos el mes de enero. Puede que sea una percepción nuestra o que las cosas están cambiando también con respecto a los refranes o los dichos populares, porque todo el mundo sabe que la cuesta de enero, por sí misma, ha sido una leyenda cargada de connotaciones económicas que a muchos de nosotros nos ha marcado la vida y no menos la agenda económica. La cuesta de enero ha sido temida desde siempre por las economías familiares debido a que, acumulados los excesos de las navidades, fin de año y reyes, los bolsillos y las cuentas corrientes, luego de pasar los gastos acumulados por momentos tan extraordinarios, quedaban exhaustos. Volvemos a repetir que es posible que sea cosa nuestra, pero en la calle no se percibe añadido preocupante a los ya malos momentos que arrastramos desde que nos llegó la crisis económica, que vino para amargarnos la vida, y de qué manera. Suponemos que todo se debe a la costumbre, al vivir el día a día escasos de todo y, precisamente por ello, las costumbres de invertir en rebajas han dejado paso a una ralentización de los gastos. La consecuencia directa que deviene de la mala situación que atravesamos, de acuerdo con las opiniones de los comerciantes, es que la etapa de descuentos extraordinarios con la que quieren convencernos de que es el mejor momento del  año para invertir, por ejemplo, en renovar el fondo de armario.

Cierto que las características que concurren entre nosotros, pueblo agrícola por demás, desde luego que ponen sus condiciones y que éstas están ligadas al trabajo temporal que afortunadamente nos proporciona la recogida de la aceituna. Así, a punto de finalizar la campaña de este año y por tanto a la espera de que nos llegue el dinero fresco que consiguen los jornaleros y las jornaleras que inundan de color y cánticos nuestros olivares desde primeras horas de la mañana, entendemos que es momento de saber esperar… En nuestra ciudad y comarca, con el horizonte repleto de celebraciones, desde el carnaval a la semana santa, pasando por la romería, sabemos que se producirá un año más el milagro de salir airosos de los malos y preocupantes momentos que ahora compartimos, entre otras razones porque ciudades como la nuestra, dotada de comercios de primera línea y equipada con mercancía suficiente como para cubrir la demanda más caprichosa y exigente, que nadie se agobie y confíe en una temporada exitosa.


Los deberes se han hecho bien y a tiempo, y la solución a situación tan característica por repetida año tras año, debe ser saber esperar, que también debe formar parte de las tareas de nuestros comerciantes y empresarios si no quieren verse envueltos en decisiones inadecuadas cuando no ruinosas. Carnaval, como celebración popular claramente en aumento,  ya ha comenzado a reclamar sus necesidades más íntimas; las hermandades y cofradías de semana santa, que lo hacen a lo largo de todo el año, vienen cerrando los capítulos propios ligados a los cofrades y sus necesidades más concretas, y la romería, que viene a ser como la explosión de color y alegría que cada año nos sorprende un poco más y que proporcionará al comercio especializado en festividad tan particular la demanda de trajes, complementos y detalles que éste acumula ya en sus escaparates y que tendrá su refrendo definitivo en la edición de este año de Andújar Flamenca, donde tendremos oportunidad de comprobar la evolución del único traje regional o folklórico que se renueva anualmente. Lo dicho, paciencia, que todo llega.