miércoles, 1 de febrero de 2017

“HABEMUS” HUELGA DE EDUCACIÓN

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Si el tiempo no lo impide, el Ministerio de Educación no consigue finalmente controlar la situación y el Gobierno no mueve ficha, el próximo día 9 de marzo, a más de un mes vista, se convocará una gran manifestación y huelga desde el mundo de la educación, es decir, profesores, alumnos y las familias que crean conveniente apoyarla. Se trata en principio de una convocatoria muy ofensiva que, aunque desde Educación se insiste en que no hay motivo para convocarla, desde la comunidad educativa se afirma todo lo contrario. Por lo tanto, enfrentados como están los dos grupos y teniendo en cuenta el número de personas implicadas que dependen del sector, la cita puede resultar ser multitudinaria e histórica por el número de asistentes. Los sindicatos del alumnado vienen mostrando su disconformidad con los modos y las formas implantadas para el desarrollo del sistema educativo, sobre el que mantienen sus dudas sobre efectividad educativa y, más aún, porque aseguran que en ningún momento han sido ni siquiera consultados para el desarrollo de los preceptivos reglamentos. Desde el Gobierno las quejas se basan en que precisamente en estos momentos, justo cuando se trabaja en el logro de un pacto educativo entre los partidos políticos que permita la tan deseada estabilidad del sistema, y luego de que el propio Gobierno eliminara las reválidas aceptando las exigencias del colectivo y la clase política, la convocatoria de la huelga no parece tener justificación. Es más, entiende que si ya se han  dado pasos en buena dirección y con el objetivo de estabilizar el sistema, no hay razón para la cita del día 9 de marzo.     

Sin embargo, la huelga de Educación sigue en pie y llega convocada por la plataforma estatal de la escuela pública, que es  la que reúne a las asociaciones y organizaciones del ámbito de la educación en nuestro país, y el objetivo que se han fijado, con todas las consecuencias y dificultades que hayan de eliminar, es exigir la derogación de la LOMCE. Si nos retrotraemos en el tiempo, vemos que fue en 2013 cuando tuvo lugar la última convocatoria de huelga y el objetivo era el ministro Wert y su rechazada ley. Ahora se hace por lo mismo pero con otro ministro en el cargo, el señor Méndez de Vigo. Y vemos que, entre las inviolables condiciones de los demandantes, encontramos  que la derogación de la ley debe hacerse por escrito y en plazos controlados; no recortar más el presupuesto para educación, y finalmente eliminar la subcomisión educativa, que es el órgano responsable de Educación y el que recibe la totalidad de las directrices del Ministerio. 

Por lo tanto, como decíamos al inicio de este comentario, Educación en pleno saldrá a la calle con sus reivindicaciones al completo y con anuncio de apoyo total. Las consecuencias que se deriven de la presión social que se ejerza es evidente que habrá que esperarlas, pero sí percibimos que los convocantes acudirán convencidos de que esta batalla, que les mantiene en pie de guerra desde el momento en el que se planteó su implantación, la van a ganar. El Gobierno, que anda en minoría y con problemas para buscar apoyos para sus causas, tiene la obligación de decidir con objetividad y justicia, y teniendo en cuenta que la manifestación y huelga parará la máquina educativa del país, lo que la mayoría plantea. De hecho, en estos momentos la desconvocatoria es lo que persigue el Ministerio, que trabaja intensamente en convencer a la comunidad educativa de que, antes de llegar a tan drástica decisión corporativa, conviene hablar y razonar. Ya veremos en qué acaba esta complicada situación, que recordemos viene de muy atrás y que la convocatoria de huelga parece deberse a que se han derramado todas las gotas y llenado todos los vasos, y ya no es posible seguir.