jueves, 2 de febrero de 2017

EMPLEO POR ENCIMA DE TODO

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Nuestra provincia se mantiene en el último puesto (o en el primero, según se quiera interpretar) en cuanto a la generación de empleo u oferta de puestos de trabajo de todo el territorio nacional. Que no es nuevo, por supuesto; que nos viene de lejos eso de cerrar la lista de las provincias españolas con escaso futuro, también; que no estamos solos, que los casi cuatro millones de desempleados se reparten más o menos equitativamente por todo el territorio nacional, no es noticia. El problema es que de ellos más de la mitad han perdido toda esperanza de conseguir dónde emplear sus conocimientos, bien porque han cumplido los cincuenta años y ya no los quiere nadie o bien porque su oficio se ha perdido por las nuevas tecnologías, que han llegado como apisonadoras llevándose todo lo que han encontrado a su paso. La tragedia la padecen, por tanto, personas con escaso porvenir, lo que añade un peligroso plus a la viabilidad familiar en la que se desenvuelven conforme se consolida la falta de lo más básico en el apartado alimentación, además de los problemas añadidos que genera la escasez de dinero, como es el caso de la electricidad, los plazos para los pagos comprometidos, etc.

Las Administraciones sabemos que trabajan con evidente esfuerzo y poco éxito en la solución de la desolación que les llega en forma de peticiones de ayuda, pero o no han escogido bien los elementos que demanda situación tan injusta o bien es que no saben, que todo puede ocurrir. De hecho, es tal el movimiento interno al que se someten estos monstruos burocráticos, que, hasta que llega la ayuda al beneficiario, por el camino se han quedado más de la mitad de los recursos que se aportan para tal menester. Por otro lado, en tiempos tan revueltos, con la huida de industrias emblemáticas de terrenos independentistas, no estaría de más que se saliera al mercado ofreciendo lo que por otra parte les sirve a nuestros políticos en sus habituales discursos. En el caso concreto nuestro, que nuestra orografía lo permite, que nuestra ubicación geográfica es única, que nuestros recursos son muchos, que tenemos más días de sol que nadie, que nuestra gente está preparada, que disponemos de fibra óptica, de terreno por ocupar de sobra… Y es que, atendiendo el viejo refrán que aseguraba que era mejor enseñar a pescar que dar de comer el pescado de otros, quizá sería mejor proporcionar menos ayudas a cambio de puestos de trabajo.


Desde luego,  si desde 2007, año en que se inició la crisis, no han sido capaces de hallar la solución a situación tan crítica, de ilusos será creer que aún estamos a tiempo de revertirla. Y aunque en realidad la clase política está precisamente para solventar los problemas de los ciudadanos que los soportan y de los que viven, ya ven ustedes que muchos de ellos han marcado sus prioridades desde frentes claramente egoístas, preocupados por su exclusivo futuro y decididos a instalarse de por vida en las cómodas y seguras poltronas del poder. Los enfrentamientos internos de los partidos políticos, los sucios negocios que los enfrentan, las tramas palaciegas en las que se desenvuelven, confirman que los ciudadanos hace años que estamos desamparados.