martes, 24 de enero de 2017

LA ELECTRICIDAD NO ES ASUNTO CORRIENTE

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Las sucesivas subidas de la electricidad que registra nuestro país desde hace años, que nos colocan entre los más caros de Europa, tiene mucho que ver con los gastos generales de las eléctricas, especialmente el apartado de sueldos millonarios que cobran los ministros y presidentes del gobierno que, una vez perdido su mandato democrático, acudieron prestos en busca del socorro de estas miltimillonarias corporaciones. Y ahí los tienen, desde González y Aznar hasta el último ministro de agricultura o de comercio que hayamos tenido de cualquiera de los sucesivos gobiernos que nos rigen. Sus sueldos, que superan en casi todos los casos los doscientos mil euros anuales, es decir, treinta y dos millones de las antiguas pesetas, es lógico que encarezcan la cuenta de resultados de estas empresas, y no otra debe ser la causa de las injustificadas subidas. Esto y los dividendos que deben abonar a sus socios, los gastos de explotación de la empresa, el mantenimiento de los puestos de trabajo y las inversiones que hacen en innovación y desarrollo, que todo hay que decirlo. Pero en la calle seguimos sin entender qué hacen los hasta hace nada representantes del gobierno de la nación incorporados a una empresa en la que, según cuentan, ni siquiera acuden ni para tomar posesión de su cargo. Para nosotros, que somos muy simples y no menos mal pensados, la cosa debe ir por lo de las influencias, por aprovecharse de los conocimientos y las puertas que pueden abrir en los diferentes ministerios con solo decir sus nombres, o sea, por resumir, por formar parte de pequeños “lobyss” nacionales desde los que condicionar al resto del mundo, pero muy especialmente a quienes desde los diferentes gobiernos pueden tomar las decisiones que ellos esperan y que tanto benefician a quien les abona tan exagerado sueldo. Por simplificar aún más, sencillamente una vergüenza y de las grandes.

Mientras, al otro lado de esta historia, vemos cómo en hogares con escasos ingresos o ninguno, que de todo encontramos, poner en marcha el calentador se ha convertido en un problema de dimensiones bíblicas. Lo de calentar la habitación en la que te desenvuelves a lo largo del día, aliviar el frío familiar, es hoy sencillamente inviable. Y porque hay mantas a mano que les ayudan a sobrellevar el problema, porque de otra forma sería imposible descansar. A todo esto, la pregunta surge: ¿y que hacen nuestros actuales representantes para acotar el asunto y ponerle remedio? Por el momento, que ya es algo, nos dicen que andan en busca de un acuerdo de mínimos que permita a las familias que lo puedan justificar disponer de unas cuantas horas de electricidad gratuitas para plantarle cara a las bajas temperaturas que padecen. Pero por ahora es eso, un acuerdo al que aún le falta el reglamento para ponerse en marcha. Como lo del bono social que está a punto de desaparecer. Además, conociendo el percal y sabiendo los verdaderos intereses de los que votamos un día y que ahora disfrutan de vacaciones con todo pagado en la capital de España, si encuentran un punto de acuerdo en este tema lo más probable es que sea en verano, para antes de que se vayan de vacaciones.

La emergencia social con la que llega a la ciudadanía la necesidad de proporcionar algo de calor al día a familias a las que no les es posible por carencia de recursos, por el momento no sirve de nada para quienes por ahora buscan para ellos mismos y para sus respectivos partidos, protagonismo, votos y seguro de futuro. Es el caso de las cláusulas suelo, que de no haber sido porque a un particular se le ocurrió irse con la injusticia a otra parte y traerse una sentencia favorable para los usuarios de los bancos, diputados y senadores hubieran seguido mirando para otro lado y tan panchos. Quizá todo se deba a que aún nadie les haya dicho cuál es en realidad su verdadero trabajo, si es que tienen alguno.