La evolución meteorológica nos
venía avisando de que el frío, y todo lo que arrastra, es decir, niebla,
lluvia, viento, nieve, etc., quería protagonismo. Y así ha sido. Muchos, quizás
demasiados, han sido los usuarios que se han visto apartados de la circulación
obligados por la nieve acumulada y la presencia de placas de hielo en la
carretera. Por lo que nos cuentan, los vendedores ocasionales de cadenas,
apostados que andan junto a los puertos cerrados a la espera de los no previsores
para colocarles su mercancía, han hecho su agosto en pleno enero. Como hemos
dicho en otros comentarios, las cadenas en cualquiera de sus formas a la venta,
si tenemos en cuenta la tranquilidad que nos aportan y el precio que debemos
pagar por ellas, no son nada comparables con el resultado o el partido que
obtenemos de su uso. Eso sí, hay que llevarlas consigo, que no ha sido el
primero que ha echado mano de ellas y ha sido entonces cuando ha caído en la
cuenta de que las había dejado en el garaje. Y si esto nos ha ocurrido a
nosotros, poco dados a compartir nevadas como las de este año en la mitad de la
provincia, no digamos nada de quienes conviven con ella desde el inicio de la
estación invernal. Pues con todo y con eso, sepan que no han faltado los
descuidados o los que menosprecian el peligro que genera el hielo y la nieve, y
no las adquieren conscientemente, convencidos de que no les harán falta.
Con el mismo objetivo, o sea,
su seguridad, echamos mano una vez más de la suspensión y los neumáticos como
elementos imprescindibles que lo son de nuestro vehículo y que en situaciones
de especial necesidad, como es una meteorología adversa, cobran un especial
protagonismo por razones obvias. Precisamente por esto les recordamos que son
los únicos elementos que mantienen a nuestro coche unido al asfalto y que, por este particular detalle, tanto el dibujo,
el inflado y su estado deben ser controlados con especial interés.
Naturalmente, si este apartado lo tenemos resuelto y la suspensión viene
haciendo aguas circulando sobre suelo seco, no les digo nada cuando su trabajo
lo debe realizar en suelo resbaladizo, porque es en la descompensación de estos
elementos cuando se producen la mayoría
de los accidentes típicos de estas fechas: salida de la vía, alcances a los
vehículos que circulan delante del nuestro, golpes laterales por
deslizamientos, etc. Por cierto, ya que estamos buscando las posibles causas
directas de los accidentes, sepan que el equipo óptico del coche debe funcionar
a las mil maravillas. Entre otras razones, porque la luz solar o natural brilla
por su ausencia, porque debemos ser visibles con más tiempo o distancia para
dar oportunidad a los que vienen por detrás o por delante de frenar o
esquivarnos… Además, en tiempo tan complicado como peligroso, atención porque
lo de llevar las luces encendidas de día no es ninguna tontería. Que sepamos,
por lo menos con cien metros de anticipación ya somos detectados por el
conductor que viene de frente, y sesenta por el que sigue nuestra misma dirección.
Por el momento, no tenemos
información sobre la próxima evolución meteorológica, pero lo que sí sabemos es
que las condiciones para la circulación seguirán siendo críticas. Especialmente
los que madrugan deben concienciarse de que circulan en condiciones de peligro
mucho más altas que los que lo hacen una vez ha salido el sol y ha tenido la
oportunidad de derretir las placas de hielo que suelen formarse por las bajas
temperaturas de la noche. Las zonas de nuestra provincia más próximas al
peligro de la aparición de los habituales fenómenos meteorológicos sabemos
cuáles son y tampoco es cosa de que se las repitamos. Lo único que les pedimos
es que sean prudentes y pacientes. Que conozcamos, no existe mejor fórmula para
evitar los accidentes. Buen viaje.