No siempre coinciden las
intenciones con la realidad, lo mismo que tampoco lo hacen los sueños. De esta
manera debemos analizar lo que ocurre a nuestro alrededor con la política como
obligada compañera del comentario de hoy. Solo así entenderemos la paradoja que
se viene dando en nuestra provincia con respecto a quién votamos
mayoritariamente en las sucesivas convocatorias a las que hemos acudido desde
la implantación de la democracia. Y es que, utilizando la última encuesta
conocida al respecto, en donde la pregunta no era otra que quién sería para
usted el presidente ideal para la Junta de Andalucía, Jaén ha vuelto a
confirmar que mantendría a Susana Díaz, es decir, que ha vuelto a mantener el
voto que desde siempre, con altibajos poco llamativos, ha dedicado al
socialismo andaluz. Sin embargo, casi al mismo tiempo que conocíamos la noticia
y la valorábamos, aparecía otra, en esta ocasión con el paro como referencia y
confirmando lo que por otra parte sabíamos: el paro había subido en Andalucía,
especialmente en Jaén. Así, mientras la ciudadanía seguía fiel a sus principios, los responsables
políticos permitiendo que seamos siempre los mismos los destinados a encabezar
la provincia con más parados del país. Y esa es la otra pregunta: ¿qué hacen
nuestros representantes, sean del partido que sean, pertenezcan a la corriente
ideológica que les parezca, por evitarnos el escarnio público que supone estar,
al mismo tiempo, a la cabeza del paro y la última en renta “per capita”? ¿Para
qué necesitamos tanto desplazado a Madrid y Sevilla si luego resulta que no nos
solucionan nada? De entre lo más urgente, una red vial en condiciones y una
industrialización que nos permita vivir con dignidad.
Desde luego, echando mano del
historial democrático de nuestra provincia, lo de la reciprocidad no va con
nosotros, o al menos esa es la impresión que nos da. Sin más, Jaén ha sido
desde siempre la provincia que más ha apoyado las candidaturas socialistas y,
en injusta reciprocidad, la que menos ha recibido de los gobiernos socialistas.
Precisamente por este detalle a pocos ha extrañado el resultado de la encuesta
sobre el preferido para presidir la Junta, porque Jaén no se ha movido ni un
palmo de las intenciones de voto que viene mostrando desde el primer día en que
fuimos invitados a los colegios
electorales; y miran que nos lo ponen fácil, pero así somos de respetuosos,
cabezones o incultos políticos, que en situación de este tipo valen todas las
opiniones. De hecho, el día de recuento de votos que nuestra provincia falle en
las previsiones que de ella tienen los analistas, más de uno se llevará una
sorpresa de aúpa, al tiempo que cambiará de manera radical el panorama político
en la comunidad.
Volvemos a preguntarnos para
qué nos sirven tantos hombres y mujeres delegados en los parlamentos de
Andalucía y los congresos y senados madrileños, si luego, en la práctica, para
lo único que nos sirven es para colocarlos y buscarles un futuro para sí y sus
descendientes. De lo que nos preocupa y nos empobrece, de lo que necesitamos
como agua de mayo, de lo que nos permitiría invertir la curva permanente del
desempleo y la pobreza de muchas de nuestras gentes, aparcado lleva acumulando
años. Justo desde este punto nace la pregunta del título del comentario:
¿Andalucía libre para España y la humanidad? A lo mejor nos vendría bien una
cura de humildad y de sentido común, y menos ganas de abarcar lo que nos queda
claramente muy alejado. Y eso sí, replantearnos actitudes y deferencias.