viernes, 31 de marzo de 2017

LOS NIÑOS NO PUEDEN DEFENDERSE

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Por la información que nos ha hecho llegar la Dirección General de Tráfico, vemos que nada menos que doscientos cuarenta menores de doce años fueron detectados en el interior de vehículos sin usar las obligatorias silletas o sistemas de retención infantil que deben equipar los vehículos en los que viajen menores. Es más, por si le faltaba alguna guinda a este pastel, sesenta y cuatro de ellos ocupaban  asientos delanteros y ciento sesenta  y seis  iban en los asientos traseros; es decir, que más de sesenta de ellos viajaban en el asiento de la muerte, que como mejor se define y conoce entre los usuarios al asiento del acompañante. En este caso concreto se incumplen dos de los mandatos incluidos en las Normas: que no pueden viajar sin sistema de retención y más si lo hacen en el asiento delantero. Sin embargo, ya ven. Lo de observar a un adulto con un niño en el asiento de al lado es de lo más normal, y le podemos añadir incluso que hasta hablando por teléfono. Lo extraño de este asunto es que lo podamos comprobar a diario en situación o momento muy concreto, ya que coincide invariablemente con la entrada y la salida de los centros escolares, y que aún no se haya decidido montar un dispositivo policial que controle estos despropósitos, recordando a los responsables que los niños no tienen capacidad ni conocimiento para defenderse de semejante barbaridad y que somos los adultos, y más los que tienen autoridad para ello, los obligados a defenderlos antes de que sufran un accidente y tengamos que lamentar su muerte.                                                    
En el total de los siete días de control por parte de Tráfico, 341.845 vehículos fueron comprobados y se detectaron 3.083 infracciones de conductores o pasajeros que no hacían uso del reglamentario sistema de retención. Además de los doscientos cuarenta  menores que viajaban sin ningún tipo de sujeción, hay que sumar  otros 2.843 adultos que no hacían uso del cinturón de seguridad. Como añadido, seis de los vehículos eran taxis, autobuses veintitrés y cuatrocientos cincuenta y ocho vehículos de mercancías. Otro detalle: en carreteras convencionales, que es donde con más asiduidad se transgreden las leyes, vemos que se denunciaron quince autobuses y en autovía ocho; trescientos cincuenta y cinco vehículos de mercancías en las convencionales y ciento tres en las autovías; mil novecientos setenta y un turismos en  carreteras convencionales y seiscientos veinticinco en autovías. Finalmente, nada menos el 99 % de las personas que no hacían uso del  cinturón de seguridad circulaban por carreteras convencionales, precisamente en las que se producen ocho de cada diez fallecidos. Evidentemente, conscientes de que no suelen estar muy controladas, de que no vamos a ser vigilados por nadie, lo normal es que viajemos cargados de excesos y éstos, recordemos, se pagan: sin cinturón, con más alcohol o drogas de las que se permiten, con los menores sueltos, a velocidad desproporcionada por el ancho y el firme de la vía…

Luego, como siempre, ya se sabe: que están para recaudar, que no se sitúan en donde de verdad está el peligro, que su labor no debería ser la de multar. Y así es de hecho, porque en realidad sabemos que la labor de los agentes de Tráfico es mucho más amplia de lo que a veces nos interesa comentar, pero no queremos reconocerlo. La realidad, por mucho que nos pese, es que si no te pones el cinturón de seguridad o no dotas a tu vehículo de los elementos de seguridad que los menores necesitan para viajar en él, estás incumpliendo las normas y te expones no solo a que te denuncien, sino a que, en caso de accidente, las consecuencias sean mucho mayores.