miércoles, 29 de marzo de 2017

CANTOS DE SIRENA

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Que recordemos, hace más de veinticinco años que desde los sindicatos ferroviarios se nos viene informando sobre la desmantelación del sistema de transporte de pasajeros y mercancías por raíles, del tren. De hecho, nuestra ciudad es una buena muestra de ello no permitiéndosenos la conexión directa con la capital de España y obligándonos a exagerados madrugones y desplazarnos hasta Linares-Baeza. Entre otras lindezas políticas, hemos sido eliminados del famoso corredor del Mediterráneo, lo que nos arrincona aún más y elimina cualquier deseo de prosperar. Los que desde la política ahora, todos y todas, de todos los partidos y de los que ya no están, se rasgan las vestiduras, además de mostrar un patetismo de libro, mienten como bellacos, porque la realidad es que no han hecho nada para evitar el saqueo y desmantelamiento de las instalaciones que Renfe o Adif tienen en la provincia. Este tipo de situaciones, como es el caso de la autovía del Sur, la N-IV, tienen su origen en la incapacidad y la escasa representatividad de nuestros hombres y mujeres en las instituciones, especialmente los que sestean en el Parlamento andaluz y los que lo hacen en el Congreso y Senados madrileños. Sin embargo, son en estos foros donde se cuecen las decisiones de los Gobiernos del Estado y donde se puede conseguir o al menos intentar cambiar las intenciones de los que tienen mayoría para implantar sus proyectos, y es en ellos donde se deben argumentar las razones por las que se está en desacuerdo con esas decisiones y buscar el apoyo del resto de los representantes de los diferentes partidos. Lo de la disciplina de partido, o sea, lo de acatar lo que te digan los dirigentes de tu formación política si quieres seguir disfrutando del puesto que te permite vivir con holgura y disfrutar de las prebendas que devienen del propio cargo, debería ser solo asumible por gente menor, por interesados materialistas y desde luego muy alejados del ideal de representante político que necesita una sociedad que viene reclamando para su futuro un tratamiento general asumible y no en el que actualmente nos tienen sumidos, es decir, a la cola del resto del mundo.

Que nadie se llame a engaño cuando de hallar culpables se trate. El asunto es mucho más sencillo y argumentarlo mucho más. Verán. Tal como está montada la dinámica política, lo que importa es incorporarse a un partido, intentar destacar en el menor tiempo posible, auparse a puestos de responsabilidad y, cuanto antes mejor, conseguir padrinos que te aproximen a la salida hacia la carrera en donde de verdad se gana dinero y se obtienen beneficios tan importantes como que te llamen señoría cuando se dirigen a ti, precisamente a ti, que en tu pueblo te conocen como Juanillo o Antoñillo. Desde ese momento, lo de menos será cumplir con las promesas que hiciste en tu ciudad para llegar hasta donde estás; tu verdadero interés debes dirigirlo hacia el gabinete donde se consolidan los cargos, donde quitan y ponen a los que molestan y eternizan a los que siempre responden sí. Y ahí puedes pasarte toda tu vida activa, y ejemplos no te van a faltar en cualquier partido que elijas. Solo así se entiende que tu pueblo, tu ciudad, tu provincia cada vez cuente menos para las Administraciones y por tanto la posibilidad de prosperar y mejorar la vida de sus habitantes. Así de sencillo y no menos doloroso. Y lo confirma el que hasta ahora no hayamos conocido ni una sola dimisión en los años de democracia que llevamos. Sin embargo, lo del ferrocarril, las comunicaciones por carretera, la ausencia de industrias con capacidad de empleabilidad, por ejemplo, brillan por su ausencia. Si alguien cree que todo se debe a la justicia divina y que con rezos y novenas acabaremos arreglándolo, mal asunto. Situación tan grave solo la arregla quien ha sido designado para tal menester y que, además, cobra un buen sueldo para paliar sus posibles esfuerzos intelectuales. Lo demás, cantos de sirena.