De
acuerdo con los datos técnicos que nos da a conocer la Dirección General de
Tráfico, el uso del cinturón de seguridad reduce a la mitad el riesgo de muerte
en caso de accidente. Se trata de un mensaje repetido casi hasta la saciedad,
firmado por expertos de todo el mundo y compartido por todos los que de una u
otra forma nos dedicamos al tráfico en alguna de sus etapas. De hecho,
Tráfico realiza permanentes campañas con
el único objetivo de convencer a los conductores u ocupantes de vehículos
que todavía no hacen uso de este dispositivo de seguridad. En 2015, que es
último año del que se tienen datos cerrados tanto de vías urbanas como
interurbanas, ciento cincuenta y nueve personas fallecidas en accidentes de tráfico
conduciendo o usando un turismo o una furgoneta no utilizaban el cinturón de
seguridad en vías interurbanas. En las ciudades no hacían uso del mismo
diecinueve de los setenta fallecidos. Con respecto a los heridos
hospitalizados, el diez por ciento no utilizaban el cinturón de seguridad en el
momento del accidente en el caso de las carreteras y en el catorce por ciento
en los accidentes ocurridos en la ciudad. Con estos datos, se entiende que
desde la Dirección General se dedique buena parte de sus esfuerzos precisamente
a controlar a quienes no suelen usarlo sencillamente porque no quieren, sin que
exista razón alguna que lo justifique. Estos
mismos usuarios, cuando son controlados, denunciados y multados, son los mismos
que afirman con rotundidad y completo convencimiento que el trabajo de los
agentes es exclusivamente el de recaudar.
Para
los más intransigentes y decididos a mantener su no al uso del cinturón de
seguridad, decirles que es obligatorio para todos los ocupantes de un vehículo,
en cualquier trayecto y en cualquier vía. También que se trata de un
elemento básico y fundamental de la seguridad vial y que su uso ha salvado
miles de vidas. Por supuesto, protege tanto de salir despedido del habitáculo
como de impactar contra el parabrisas. Sepan también que su uso en los asientos
traseros es fundamental. De hecho, en caso de impacto frontal, la probabilidad
de que un ocupante de los asientos de atrás golpee mortalmente a otro
pasajero de los asientos delanteros se multiplica por ocho. Es más, un choque
frontal a 80 km/h sin llevar puesto el cinturón de seguridad, suele llevar
aparejado la muerte o lesiones muy graves. En cuanto a los menores de edad de
estatura igual o inferior a 135 cm que se desplacen en vehículo, además de
viajar con el sistema de retención infantil adecuado a su talla y peso como la
norma exige, deberán ir sentados obligatoriamente
en los asientos traseros de los
vehículos, con tres excepciones: cuando el vehículo no disponga de asientos
traseros; cuando todos los asientos traseros estén ya ocupados por otros
menores de las mismas características, y cuando no sea posible instalar en
dichos asientos traseros los sistemas de retención infantil. Solamente en
estos casos, los menores podrán ocupar el asiento delantero del vehículo, pero
siempre utilizando el sistema de retención homologado a su talla y
peso. Según el Reglamento de Circulación, los sistemas de retención
infantil se instalarán en el vehículo siempre de acuerdo con las instrucciones
que haya facilitado su fabricante, instrucciones en las que se indicará de qué
forma y en qué tipo de vehículos se pueden utilizar de forma segura.
Llegados
este punto, esperamos que a nadie se le ocurra no abrocharse el cinturón. Es
tal su importancia, tales los beneficios que nos aporta en caso de accidente,
que lo de menos debería ser si nos denuncian o no, porque de lo que se trata
es, nada más y nada menos, que un elemento que incorpora nuestro coche y que
hemos pagado religiosamente y que nos salvará la vida, seguro, en caso de
colisión.