
El pasado fin de semana nuestra ciudad vivió una
jornada completa. Desde primeras horas de la mañana, cientos de personas
ocupaban nuestras calles camino de la concentración convocada en los jardines
de Colón. El objetivo: recorrer la distancia que nos separa de la
basílica-santuario de la patrona por el camino viejo o de herradura, todo un
reto para los profesionales y aficionados que se enfrentan cada año a una ruta
repleta de esfuerzos que enamora con el paisaje del parque natural como base. Casi
quinientos corredores entre mujeres y hombres dieron protagonismo a una prueba
que actualmente es referencia entre quienes se dedican a esta clase de
encuentros deportivos. Por lo que nos contaban los organizadores, llegaron de
toda la provincia y también desde Córdoba y Granada. Compartiendo con algunos
participantes los momentos de la espera del pistoletazo de la salida,
escuchando sus pretensiones y sus ilusiones, y asistiendo a los estiramientos previos
propios que demandan estas pruebas, comprobamos que ninguno vino solo, que
fueron cientos los que se desplazaron con ellas y ellos para compartir su
suerte y, al tiempo, ayudar a los establecimientos de nuestra hostelería a
cerrar una mañana completa. En cuanto a los servicios que dependieron de los
organizadores, como los autobuses para los acompañantes y para los corredores
que no tenían vehículo para volver a la ciudad, fisioterapeutas, atención
sanitaria, ambulancia, protección civil y la intendencia propia que demanda
este tipo de eventos deportivos, decir que estuvieron a la altura de la cita a
lo largo de toda la prueba, que se mantuvieron controles en los puntos claves
del camino con el único objetivo de
atender las demandas o las necesidades de los participantes.
Y si esto ocurría por la mañana y se mantuvo en los
mismos términos de asistencia hasta las primeras horas de la tarde, ya en el
poblado del santuario, la cita con el mundo de los toros acabó con marcar la
fecha en el calendario al mismo tiempo que se ponía punto final a la corrida.
Conde, Cayetano y Roca Rey firmaron una tarde taurina de las que se recordarán
por años, demostrando que Andújar responde a la llamada de quienes son capaces
de firmar encuentros de la categoría del que fuimos premiados el pasado
domingo. Y que conste que el valor y la confianza demostrada por los
organizadores no es cosa menor, ya que la mayor exigencia es depositar miles de
euros casi en el aire y esperar la respuesta del público, que el tiempo
acompañe y que ningún matador se quede en el camino a causa de alguna cogida,
es decir, abrazarse a la suerte y tener gran capacidad para la fe y la
paciencia. Y así ha sido, afortunadamente. La totalidad de lo programado acabó
realizándose como estaba previsto, y, en el caso de los aficionados, cualquiera
que haya tenido oportunidad de ver alguna de las fotos publicadas en la prensa
o en las redes sociales habrá comprobado que el lleno fue casi absoluto y que,
quizá sin propuesta previa, el espaldarazo que han dado a los empresarios
taurinos estamos convencidos atraerá buenas noticias a partir de ahora para el
coso taurino.
Ambas citas han servido para mostrar la ciudad a
quienes nos han visitado y ambas también han generado importantes ingresos,
como ya hemos dicho, en nuestros restaurantes y cafeterías. Calificar el fin de
semana de extraordinario por tantas razones, sinceramente nos parece poco.
Ojalá, eso sí, nos sirva para convencernos de nuestra capacidad organizativa
para emprender retos de parecidas importancia en futuro próximo. ¡Pues manos a
la obra!