miércoles, 1 de marzo de 2017

¿LANGUIDECE EL DÍA DE ANDALUCÍA?

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 Como todos los años, las fisuras existentes en la clase política que nos representa (o debería, que todo es cuestionable), emborrona una jornada que debía ser, además de reivindicativa, punto de encuentro entre todos los andaluces. Para unos, porque el gobierno de la Junta lo utiliza políticamente a su favor; otros, porque su día de la patria andaluza no coincide con el oficial; tampoco faltan los todo lo ven negro, al tiempo que tampoco echamos de menos a los que no están ni se les esperan. Entenderán ustedes que con un panorámica política tan particular como extraña, la jornada festiva de ayer, como todos los años, no haya ido más allá de un día de fiesta como otro cualquiera, con la honrosa excepción de las Mareas-Podemos, que sí salió a la calle a reivindicar lo que nos pertenece. Luego, cuando surgen las inevitables comparaciones, cuando sentimos envidia de cómo lo viven otros pueblos, de cómo lo utilizan para exigir soluciones a sus particulares problemas, vienen las quejas. Quienes debían evitar el deterioro de una convocatoria festiva como el   día de  nuestra comunidad a lo más que llegan es a denostar la totalidad, a presentar entiendas a la totalidad como si de la aprobación de una ley se tratara. De unir sentimientos y esfuerzos, de convocar movilizaciones y firmar manifiestos, de concienciar a la población sobre la importancia real de jornada tan trascendente, nada, cero patatero. Entendemos que también ellas y ellos tienen derecho a dedicar este día ocioso a los suyos y que para qué ofrecerse a nosotros cuando parece que en nuestra tierra falte de nada.

Naturalmente, cuando analizas seriamente la situación en la que nos encontramos, con la mayoría de las provincias encabezando las estadísticas de desempleo del país, con miles de familias a las que no les llegan ayudas sociales y con niños que están en situación de riesgo de exclusión social; con vecinas y vecinos que no disponen de electricidad en sus casas para defenderse del frío, que en el caso de Andújar superan las ochocientas, lo de desaprovechar la oportunidad que nos permitió la jornada de ocio del día de ayer es un lujo que sinceramente no podemos ni deberíamos permitirnos. Naturalmente, si la clase política opta por hacerse la despistada, pasa claramente de compartir con la ciudadanía la indudable importancia de la convocatoria y no se implica en  conferencias, mítines o cualquier cita con el futuro de nuestra tierra como punto de encuentro, que luego no nos vengan a pedir responsabilidades. Por el momento, y la lección la tienen perfectamente aprendida, no van más allá de pedirnos el voto; en eso se han especializado y ya lo ven ustedes, vienen por aquí, nos convocan a sus respectivos mítines, nos arengan en contra del resto de los partidos y nos piden nuestro voto. Si nosotros le añadimos que es la única manera legal que tienen para seguir disfrutando de puestos de trabajo bien pagados, que les mantienen en la élite, que disfrutan de idas y venidas gratuitas donde les apetece, es posible de algunos incluso lleguen a entender que no falten los que se aferran a donde haga falta con tal de no perder ni un ápice del poder que han conseguido. Y si para eso hay que transgredir sus propias leyes, ¡faltaría más!

Y lo peor es que el año que viene, y el otro, y el otro… todo seguirá igual. quizá porque, efectivamente, somos un pueblo diferente, con escasos sueños por realizar. Quién sabe… Somos tantos y tan diferentes, que…