Pues miren
ustedes, ya era hora de que la calle, la ciudadanía, asumiera lo que de verdad
acontece a su alrededor y, en el caso concreto de la corrupción, el que haya
subido en las encuestas como lo ha hecho confirma que, efectivamente,
comenzamos a preocuparnos por lo que de verdad nos hace daño. Al fin y a la
postre, la corrupción no es otra cosa que la defraudación de un dinero que es
de todos y que, de una forma u otra,
acabamos pagando nosotros. Y les comentamos esto porque en la última encuesta
del CIS, el fraude y la corrupción han subido más de tres puntos y se ha
colocado en el segundo lugar de las preocupaciones de los españoles, con más de
un treinta y siete por ciento. Y es que unas veces porque no coinciden los
acontecimientos o las noticias y otras por vaya usted a saber qué tipo de
controles deben superar este tipo de encuestas oficiales, la realidad es que
cuando las conocemos no alcanzamos a entender del todo su resultado. En el caso
de la que se realizó a principios del pasado mes de febrero y que la
compartimos con ustedes, el que la corrupción se haya situado en el segundo
puesto de las preocupaciones de los españoles debemos entenderla, por tanto,
como algo desconocido al tiempo que ilusionante. Como no podía ser de otra
forma, por la contundencia de los datos que aporta mensualmente, por el tiempo
que se mantiene como gran degradador de la ciudadanía, el paro sigue en el
primer lugar. La situación económica y su futuro también figuran entre lo
importante y con un agravante compartido: que pueda ir a peor. En cuanto al
momento político que vivimos, lo que el ciudadano percibe, de acuerdo con la
encuesta que les comentamos, es que va a peor, que no se percibe mejoría
próxima y que la gobernabilidad del país, que en estos momentos está en poder
de un partido político en minoría, está pasándonos factura.
Pero hay más
datos que nos pueden aproximar a la realidad de nuestro país. Por ejemplo, cómo
vemos a la clase política, que en la encuesta tiene un peso de nada menos que
un veintitrés por ciento, y que confirma que no existe confianza en su gestión.
Los apartados sanidad, la sociedad y sus problemas y la educación han sido
valorados como corresponde a su importancia, aunque se mantiene en los mismos
niveles de los últimos estudios realizados. Lo que sí ha sido una sorpresa de
gran trascendencia, o al menos así lo entendemos nosotros, es el resultado obtenido
a la pregunta de cómo vemos los españoles el tema Cataluña, y es que
sencillamente no es un problema. Concretamente, a poco más de un uno por ciento.
Cierto que los ciudadanos que mantendría el actual sistema de estructura
territorial de nuestro país se mantienen por encima del treinta por ciento,
pero también lo es que aumentan los que están a favor de que el Estado reconozca a las comunidades la
opción de convertirse en independientes.
Lo bueno que
tienen las encuestas es que nos facilitan el análisis de lo que ocurre a
nuestro alrededor y nos permiten al mismo tiempo abundar en asuntos a los que
no tenemos acceso normalmente. En el caso de esta última encuesta, en la que
destaca el subidón obtenido por la preocupación generalizada del país en los apartados
de fraude y corrupción, cuando menos nos tranquiliza por cuanto, tratándose del
dinero de todos, es algo que debemos denunciar como colectivo. En cuanto a lo
que podemos esperar de sus resultados, es evidente que, dependiendo del grado
de implicación que cada uno tenga en el proyecto común de una España más
solidaria y con más futuro, así nos los aplicaremos a nosotros mismos.