Hace tiempo que solemos ver en
los diferentes sistemas de comunicación generados por las nuevas tecnologías un
texto, una opinión, que nos llamó la atención desde el principio y que hoy
queremos compartir con todos ustedes con el objetivo de que llegue a cuantas
más personas mejor. Extender y compartir su contenido supone sacar las
conclusiones que a cada uno se nos ocurra, aunque, teniendo en cuenta cómo está
la cosa de la corrupción y la clase política, estamos convencidos de que
acabarán saltando chispas. Aunque serán muchos los que hayan tenido la
oportunidad de leerlo en alguno de estos sistemas a los que nos referimos, no
queremos dejar pasar la oportunidad de compartirlo con los que no lo conocen.
Por otro lado, concluir con que entendemos se trata de una reflexión elemental
de un o una ciudadana harta de tanto imputado y condenado por corrupción
mientras nuestros gobernantes siguen mirando para otro lado olvidándose de su
responsabilidad.
La conclusión a la que llegamos
sobre a quién se le ocurrió escribirlo e incorporarlo a las redes sociales es
que responde a una persona harta de mensajes no precisamente subliminales,
sobre que el país somos todos o que el dinero de todos es para compartirlo
entre todos. Así, se preguntaba: si se ponen imágenes de muerte en los paquetes
de cigarrillos con la intención de que dejemos de fumar, que lo vemos bien y
que seguro que está siendo positivo, ¿por qué al mismo tiempo no ponen fotos de
niños obesos mórbidos en envases de establecimientos de comida rápida? Es
posible que los propios menores y desde luego la familia tomaran conciencia de
una realidad que daña la salud de los menores y sobre la que por el momento
nadie abre la boca. Pero va más lejos nuestro anónimo informador y nos dice que
¿por qué no ponen fotos de animales torturados en productos cosméticos? Ya
puestos a ser sinceros, hágase lo mismo con las industrias que necesiten de
esta práctica para producir sus fabricados. Y se vuelve a preguntar: ¿Por qué no ponen las fotos de las personas
que fueron víctimas de conductores que conducían borrachas, en las botellas de
cerveza, vino, ron o cualquier otro tipo de bebida? Finalmente, clava la puya
donde más duele y exige que, ya puestos a ser sinceros, y para justificar de verdad
que se vela por nuestra salud, ¿por qué no ponen las fotos de los políticos
sinvergüenzas, deshonestos y ladrones disfrutando de nuestro dinero en el mismísimo
sobre de la declaración de la renta? Estaría bien eso de pararte a mirar las
fotos, por cientos, de los que se han llevado nuestro dinero casi al mismo
tiempo que desde el Gobierno nos llega el mensaje de que Hacienda somos todos.
Puestos a valorar lo que más
daño nos hace, por supuesto que, psicológicamente, lo de las fotos de los
corruptos supera con creces a cualquiera posibles enfermedades de las
expuestas, y más teniendo en cuenta que de todas las anteriores te puedes
quitar con más o menos esfuerzo, pero lo que es evidente es que de los ladrones
de guante blanco no va a ser tan sencillo porque están incrustados como lapas
allí donde se puede robar y no están por la labor de abandonar dedicación tan
rentable. Con respecto al resultado obtenido por este original y certero
mensaje, aún no se ha calculado. Ahora, eso sí, está sirviendo para que muchos
ciudadanos se conciencien de lo que ocurre a su alrededor, y si pernicioso para
la salud es consumir productos poco aconsejables, lo de tener en nómina a tanto
canalla la verdad es que es insostenible.