jueves, 11 de mayo de 2017

EL RÍO Y EL PUENTE DEMANDA ATENCIÓN

Imprimir

Nos falla la memoria cuando recordamos desde cuándo nos vienen las promesas políticas ligadas al río y su integración en la ciudad. Hemos visto  que otras ciudades sí que lo han conseguido, como es el caso de Córdoba, Écija, León o Valladolid, pero es evidente que nosotros arrastramos una mala suerte que casi podíamos calificar de crónica. No hace tanto nos decían desde el gobierno municipal de entonces que miles de millones serían invertidos en la recuperación del puente romano, el molino de las aceñas y la vera del río, con vistas a hacerla practicable y en donde ubicar chiringuitos para quienes gustan de esta oferta primaveral y veraniega. Hace mucho menos, la ciudad se regocijaba con la noticia que nos llegaba sobre la recuperación del viejo puente, que por cierto necesita con urgencia una intervención que detenga su evidente y peligroso deterioro, y no solo en lo que vemos y sí sobre los pilares y la techumbre que lo soporta, que se cae a pedazos. Esta información nos hizo imaginar esta gran obra terminada y veíamos que desde Colón podríamos iniciar un paseo hasta prácticamente La Ropera y El Sotillo, ampliando así nuestras posibilidades lúdicas y deportivas, además de mejorar claramente los espacios turísticos que ofertar a quienes decidan venir a conocer la ciudad y a sus moradores. En estos momentos, si tratamos de encontrar a los responsables de esta compartida desilusión, por supuesto que miramos hacia el Ayuntamiento, catalizador obligado de realizar las necesidades y demandas de los ciudadanos, y por el momento incapaz de conseguir, por ejemplo, que la Junta de Andalucía, que es la directa responsable de la recuperación del puente viejo, decida  intervenir sobre él, porque en Sevilla se conoce el estado real de esta obra tan representativa y que tanto nos identifica, pero no se mueve ficha que nos anime o nos dé esperanzas. Cierto que sí ha intervenido en una obra que ha permitido recuperar para la ciudad a santa Marina, que también reunía todas las papeletas para caerse de un momento a otro, pero ni siquiera han sido necesarios ochenta mil euros para ponerla de nuevo al servicio de la ciudad.

Por el momento, los movimientos críticos y reivindicativos lo firman dos o tres colectivos, por lo que la intensidad de sus legítimas exigencias para intervenir en el río digamos que se diluyen en el maremágnum propio que genera a diario una ciudad de nuestras características. La referencia que nos proporciona el maltrato que recibe la plataforma que defiende el Guadalquivir y exige la demolición de la presa de Marmolejo, que es la que impide el paso normal de las aguas y que ha sido la causa de las sucesivas inundaciones que tanto daño han hecho personas y zonas agrícolas, elimina cualquier atisbo de ilusión que pudiéramos aportar a tema tan controvertido. Años llevan enfrentándose a gobiernos municipales, Junta de Andalucía, Endesa y Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, y ya saben ustedes con qué resultado. De hecho, cuando hemos tenido oportunidad de expresar nuestra opinión con este asunto como referencia, nos impresiona la capacidad que tienen estas personas para encajar los sucesivos reveses que les endosan y la paciencia infinita que muestran ante lo que es una evidente injusticia firmada por personas ligadas a las empresas y organismos que hemos dicho.

Por si les sirve de algo, sepan ustedes que el puente viejo o romano pasa por sus peores momentos, que su estado es prácticamente ruinoso y que el paso del tiempo influye negativamente en su estabilidad. Por supuesto que no somos especialistas en arquitectura, pero sí que percibimos con una simple inspección visual que su estado debía preocupar a los responsables de su continuidad. Ya saben: el que avisa no es el traidor, sino el avisador.