Era de esperar. Se sabe que
las obras municipales, si se mantienen en el tiempo, aunque se informe a los
que serán finalmente perjudicados por el
plazo previsto, acabarán siendo criticadas. No otra situación se da alrededor
de las obras en la zona de los emperadores, concretamente en emperador Trajano,
que tienen prevista su finalización para junio. Aunque venimos escuchando
quejas casi desde el inicio, es ahora, quizá por la llegada del buen tiempo,
cuando comprobamos que las críticas, fundadas o no, se recrudecen y que debían
zanjarse cuanto antes con las explicaciones y detalles técnicos que se crean
necesarios. Es evidente que alrededor de una intervención municipal tan
importante en tiempo e inversión, luego de haber sufrido amagos de todo tipo,
no falten a su alrededor los interesados en manchar el éxito que pudiera
suponer la mejora de esta importante vía. Es cierto que pasado este período de
intervención de hombres y máquinas, de polvo y ruido, la vuelta a la normalidad
supondrá un alivio y la oportunidad de disfrutar de un equipamiento muy
superior al anterior que nos hará olvidar inmediatamente los contratiempos
propios que conlleva una obra.
El hecho de que se hayan
recrudecido, repetimos, las críticas parece tener su origen en una campaña de
intoxicación muy bien orquestada, dirigida fundamentalmente a los propietarios
de negocios y con la finalidad de alterar su paciencia e invitarles a quejarse
ante quien se les ponga por delante. Por supuesto, los resultados no han tardado
en ser compartidos y de ahí que hasta nosotros haya llegado la inquietud y
preocupación de los profesionales que explotan sus negocios en esta calle. Sin
embargo, se conocían los planes de trabajo, el desarrollo de la intervención municipal y su finalización. Si llegado este
momento no se hubieran cumplido alguno de estos compromisos, es evidente que
las quejas tendrían sentido y darían la oportunidad a los damnificados de
denunciar lo que entiendan les perjudica. Cuando se utiliza la mentira, se echa
mano a la demagogia y no se duda en echar por tierra lo que hacen los otros,
los resultados suelen muy efectivos si no se cortan de raíz. Por esto
precisamente reclamamos información y encuentro con las personas que así lo
deseen y el Ayuntamiento, para evitar en lo posible el malestar que muestran
los vecinos y vecinas de esta vía.
Desde luego, muestras de este
tipo tenemos más que de sobra. Es decir, querer echar por tierra las
realizaciones que desde las Administraciones se ejecutan con fines eminentemente
políticos, aunque aceptemos que es una forma obscena de conseguir apoyos
vecinales y por tanto rechazables. Entendemos nosotros que mientras cualquier
obra municipal esté dentro del plazo previsto y aceptado, mientras las tareas
se desarrollen bajo un control y seguimiento riguroso, mientras nada altere su
normal desarrollo, lo mejor es esperar. No obstante, si lo que se quiere es
erradicar los rumores, las críticas desafortunadas que escuchamos y que en nada
benefician a las partes, nada mejor que dialogar y dar detalles a quienes
quieran escuchar. El sistema elegido para desautorizar al Ayuntamiento,
volcando sobre él la responsabilidad de un plazo incumplido, de un desarrollo
que no se ajusta a la realidad del contrato de obra y demás mentiras en el
ambiente, por ser ampliamente conocido y por ser protagonizado por los de
siempre, es cierto que tiene poco recorrido, pero si cuanto antes se aclaran
los dudas, mejor para las partes, o sea, vecinos y Ayuntamiento.