viernes, 5 de mayo de 2017

LOS NÚMEROS SON LO QUE SON

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Los números son lo que son y, si nos atenemos estrictamente a lo que nos dicen, su contundencia no admite peros; son lo que son y así debemos observarlos. Por eso las noticias relacionadas con el tráfico y los accidentes suelen ser así de escuetas y frías: quince personas han fallecido en los trece accidentes mortales ocurridos en las carreteras españolas durante el puente del primero de mayo y el día de la comunidad de Madrid, cinco más que en el del año pasado si bien el del presente ejercicio ha contado con una jornada más. Desde las tres de la tarde del viernes hasta las doce de la noche del martes, otras diez personas resultaron heridas en dichos accidentes. El día más siniestro fue el sábado, con seis muertos y dos heridos en seis accidentes, seguido del lunes, con cuatro fallecidos y tres heridos en dos siniestros. El domingo hubo tres muertos y un herido en tres accidentes, mientras que el martes se contabilizaron dos fallecidos y cuatro heridos en dos siniestros. Desde las tres de la tarde a las doce de la noche del viernes no se registró ningún accidente mortal. Cuatro de los fallecidos eran motoristas y siete accidentes fueron por salidas de la vía, a los que hay que sumar cuatro colisiones, un atropello a un peatón y otro a un ciclista. Nueve de los siniestros se produjeron en carreteras convencionales, tres en autovías y uno en un camino vecinal. Como vemos, de nuevo las carreteras convencionales o secundarias han vuelto a ser las que más accidentes mortales han registrado. También comprobamos que, de nuevo, los motoristas han intervenido en la acumulación de accidentes mortales, con cuatro de ellos fallecidos.

El fenómeno motero o motorista, si tenemos en cuenta que el buen tiempo está por consolidarse, y que es cuando en general deciden salir a la carretera casi siempre por placer, convendría que desde el propio colectivo y la autoridad de Tráfico se iniciaran los replanteamientos en curso en busca de las causas que mayoritariamente intervienen en el accidente; las razones lo aconsejan, ya que desgraciadamente no suelen faltar a las estadísticas del fin de semana en número de dos o tres y las razones siguen sin ser detectadas. La más aceptada entre ellos mismos es cuando menos preocupante, porque insisten en que el problema reside en la bisoñez de una gran mayoría de los usuarios de este tipo de vehículos, exigentes con quienes las conducen y que en muy pocas ocasiones nos dan una segunda oportunidad. Nuestra experiencia nos dice que, además, debemos sumar los excesos de velocidad que comparten con normalidad peligrosa, dando la sensación de que para ellos no existen limitaciones que les coarten la famosa libertad que pregonan aporta la motocicleta.

El resto de la accidentalidad acumulada a lo largo de estos días festivos, como viene siendo normal, ha sido protagonizada por el cansancio, la distracción y los excesos propios de quienes se cargan de razones para justificarse ante sí mismos y sus acompañantes asegurando que tienen prisa. ¡Ay, las prisas! Qué cantidad tan espeluznante de personas se han llevado a la tumba en la flor de la vida, cuántas vidas y familias destrozadas por falta de decisión y de sentido común. Nadie en su sano juicio aportaría razones en cantidad suficiente como para convencernos de que su necesidad de llegar al lugar al que deben desplazarse están obligados a realizarlo en un tiempo muy superior al lógico si nos atenemos a las limitaciones de Tráfico y la realidad de la carretera. Siempre habrá tiempo para informar de que, razones ajenas a nuestra voluntad, nos han retrasado y que llegaremos un poco más tarde. Aceptaríamos cualquier decisión menos la de llegar sí o sí, sencillamente porque es imposible.