Aunque con la diferencia de que uno de ellos,
concretamente el Partido Popular, pasa por una crisis doméstica, porque se
circunscribe a la provincia, y el PSOE purga sus errores a nivel nacional, la realidad
es que existe un claro paralelismo entre ambos y, más aún, ninguno de los que
se consideren triunfadores han ganado trofeo que llevarse a sus vitrinas en las
que lucirlo. Muy al contrario, los dos coinciden en las urnas con problemas
concretos: en el caso de los populares, porque finalmente se ha impuesto la
lista oficialista en las votaciones de ayer, aunque con dudas razonables y que
es posible que sean revisadas por el juzgado de guardia, porque la otra
candidatura, la de Miguel Moreno Lorente, actual alcalde de Porcuna, no está para
nada de acuerdo con el resultado. Es evidente que la mano negra del secretario
de Estado de Hacienda, Fernández de Moya, ha ejercido el papel que le tocaba en
esta partida, de tirar la piedra y esconder la mano, y le ha dado los
resultados apetecidos y, de no cambiar las cosas, todo seguirá igual, es decir,
que aunque haya cambiado la presidencia del partido en la provincia, el poder
queda en las mismas manos de quien lo ha ostentado los últimos años. No
obstante, que de prosperar la posible impugnación que ha anunciado que hará la
parte perdedora, el resultado final y definitivo lo conoceremos más adelante.
Lógicamente, los militantes que lo han apostado todo al caballo ganador de
Miguel Moreno están a punto de perder cualquier posibilidad de prosperar dentro
del partido, entendiéndose por tal el que puedan acceder a puestos desde los
que ocupar las representaciones
populares en la Junta o en el Estado. Es decir, que se puede producir
una escabechina histórica de la que ninguna de las partes enfrentadas saldrá
ganadora, y la Historia puede dar fe de que lo que opinamos ya ha sido escrito
en varias ocasiones.
En el caso del PSOE la cosa es mucho más complicada.
Se ha decidido lo que los militantes desean para su partido y ahora, con el
estreno del nuevo candidato, habrá que esperar no solo a que se consoliden sus
políticas, sino a ver la evolución del propio partido, porque eso de que al día
siguiente no pasaría nada ganara quien ganara, como nos han estado diciendo a
lo largo de estos días, queda muy bien
para la galería, pero la realidad está claro que es mucho más dura y no creemos
que el partido salga sin heridos de una crisis que dura demasiado y que mucho
nos tememos se mantendrá por años. Los analistas políticos van más lejos y
afirman que es hasta posible que el PSOE desaparezca o al menos deje de tener
el peso específico que mantiene ahora, que no otra cosa está ocurriendo
actualmente con el socialismo en toda Europa. Lo cierto es que los
enfrentamientos entre los dirigentes del partido han sido determinantes en la
actual división de los militantes y que un partido político dividido tiene el
camino muy limitado y el futuro muy incierto. Los datos de Andújar confirman lo
que se preveía en cuanto a que ganaría Susana Díaz. Sin embargo, si tenemos en
cuenta que consiguió ciento cincuenta y un aval en nuestra ciudad para
concurrir a las elecciones para acceder a la -Secretaría General del partido y
que el resultado final ha sido de noventa y nueve de los ciento cincuenta y
ocho votos emitidos, y que Pedro Sánchez ha conseguido cuarenta y nueve cuando
tenía menos avales, confirmamos que el voto secreto acaba mostrando la división
interna del partido. De hecho, en el caso del Partido Popular y las elecciones para la presidencia del
partido en la provincia ha ocurrido lo mismo, ya que el alcalde de Porcuna,
Miguel Moreno, contaba con la clara ventaja de salida que le proporcionaron sus
compañeros compromisarios. A partir de
ahora, a esperar acontecimientos. ¡Ay, el voto secreto qué traicionero es!