Le faltaba a la actualidad
política la carnaza que proporciona a los profesionales de las variadas
tertulias que nos encontramos al paso en cualquier televisión o radio, la
elección de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE y su posible,
hiperbóbila o teórica unión con el partido de Pablo Iglesias, Unidos Podemos. Y
se lo contamos así porque se ha convertido en viral entre estos especializados
hombres y mujeres en inventar polémicas y vivir de ellas por unos meses, que
abren sus comentarios, primero, menospreciando a los que han perdido, para
posteriormente centrarse en que si uno ha dicho esto o aquello sobre la posible
moción de censura, o que si el de la coleta ha guiñado el ojo al ex
baloncestista del PSOE con clara intención de convencerlo para que se una a su
proyecto, que ya sabemos no tiene otro objetivo que no sea el de expulsar de la
Moncloa al actual presidente de la nación, Mariano Rajoy. Mientras, las
encuestas, demoledoras por demás y que debían ser usadas por nuestros
protagonistas para así objetivizar con acierto sus razonamientos, muestran que
la ciudadanía, con todos sus defectos y las virtudes que les correspondan,
siguen confiando en el Partido Popular. Mientras unos y otros intentan buscar
una salida airosa a tanta miseria política,
en el empedrado camino que nos llevaría hacia la estabilidad del país, encontramos
a cientos de imputados a la espera de la llamada a juicio de los también
cientos de enjuiciamientos que en estos momentos se instruyen y que buscan a
los que se enriquecieron impunemente robando dinero público. Y lo que es peor,
que mientras se depuran responsabilidades por delitos de apropiación indebida,
con casos tan flagrantes como la Púnica o Lezo, o lo que ocurre en Valencia o
Andalucía, con el paso de los años tendremos que ocuparnos de los que
actualmente hacen lo mismo que sus predecesores en el cargo, es decir,
llevárselo calentito. Y es que lo que ahora se juzga o se intenta, tiene su
origen en los años 2003 en adelante y, claro, conociendo lo que estos ladrones de
guante blanco saben, deducen que con que solo esperen a que prescriban sus
delitos todo quedará como si nada y el dinero seguirá en su poder, porque
observen ustedes que los cazados con las manos en la masa, cuando son
preguntados por el lugar en donde guardan el dinero robado, insisten en que no
saben de qué se les habla. Ellos o ellas están limpios como ropa recién tendida
y, como diría la señora Pujol, andan por ahí con una mano detrás y otra
delante.
Volviendo al asunto del origen
de este comentario, comprueben el desmedido interés que tienen algunos de los
tertulianos más reconocidos por llevar el tema de la moción de censura a su
terreno, es decir, a asegurar que el PSOE está a punto de unirse a Podemos,
aunque, eso sí, siempre que sea Pedro Sánchez el que la encabece y el que, en
caso de prosperar, presida el gobierno que se forme. En esa diatriba nos
encontramos en momentos tan críticos para un partido que acaba de elegir un
nuevo secretario general en medio de una guerra declarada entre la gestora y el
resto de candidatos, y de la que, como hemos tenido oportunidad de decir en
otras ocasiones, los vencedores tienen los pies de barro y mucho tendrán que
batallar para conseguir consolidar su mandato y sus políticas. Y si encima
llegan con ganas de venganza, de machacar a quienes no estuvieron, según ellos,
a la altura de las circunstancias, el final de este desencuentro será acabar
perdiendo su credibilidad, y eso en política se paga muy caro. Y solo hay que
echar la vista atrás para comprobar que lo que decimos no hace tanto que
ocurrió.