En relación con la red vial de
nuestra provincia, tanto las vías que dependen del Estado como de la comunidad
autónoma, cualquier detalle que se aporte, cualquier denuncia que se haga y
cualquier apoyo que encontremos en favor de su mejora debía servirnos para
reclamar como una piña lo que a todas luces nos merecemos. Como ejemplo, el
pasado martes, día 13, en la ciudad cordobesa de Baena tenía lugar una reunión entre
la recientemente creada Plataforma Baena por la Autovía A-81 donde se
expusieron las opiniones de unos y de
otros, así como el plan de actuación previsto para desarrollarlo. El objetivo no
era otro que el de concienciar, sensibilizar e implicar a la sociedad baenense
en lo que la plataforma entiende de justicia por razones de todo tipo, pero
especialmente porque se trata de una vía de comunicación muy peligrosa. Hace un
par de semanas, los ayuntamientos ligados al desdoblamiento de lo que será en
su día, suponemos, la autovía del Olivar, que unirá a Linares y Albacete, y que
tiene al menos diez años de historia desde su inicio, hacían lo propio,
reclamando al Estado la continuación de las obras. En comparación, ¿hacemos
algo nosotros por la A-4 o por la carretera que nos une con la capital, la
A-311? Ni siquiera reclamamos intervenciones millonarias; en el primero de los
casos, que la reasfalten; en el segundo, lo mismo. Hombre, ya puestos, si
reclamáramos que la A-311 fuera desdoblada, no les digo nada lo que supondría
para el crecimiento de las ciudades que dependen de ella y el futuro de la
comarca, porque ya sabemos que las carreteras permiten la comunicación entre
los pueblos y les hace crecer en todos los órdenes. Pero no. Lo nuestro es más
de mirar, de esperar a que el milagro se produzca y alguien se encargue de reclamar
en nuestro nombre. Que sí, que estamos de acuerdo en que nuestros
representantes políticos son quienes directamente debían defendernos de tanta
desidia, pero no seamos ingenuos y nos creamos que va a ser así.
Naturalmente que ni echándonos
a la calle, ni reclamando en medios de comunicación y a través de pancartas
reivindicativas conseguiremos algo, pero, oigan, por lo menos que sepan de
nosotros, de nuestras necesidades y que nos den explicaciones. Los que están en
Madrid, sean del partido u organización política a la que pertenezcan, que nos
informen de si están reclamando en nuestro nombre; los que dice trabajar en
Sevilla, lo mismo. Pero en ambos casos que lo demuestren, que no nos vengan con
milongas sobre que algo se está haciendo, que tengamos un poco de paciencia,
que las cosas no se arreglan de la noche a la mañana o que confiemos en su
dedicación, porque sinceramente estamos hasta la coronilla de tanto desprecio y
despreocupación. Que nosotros sepamos, y sabemos, el número de vehículos que discurre
por estas dos vías de comunicación diariamente, la A-4 y la A-311, es lo
suficientemente importante como para que por sí mismas y sin que nadie tenga
que reclamar en su nombre, se pusiera en marcha la intervención de las
respectivas Administraciones. Mientras tanto, que alguien con sentido común,
que alguno habrá suponemos, intervenga concretamente en la A-311 y limite el
peso de los vehículos que pueden circular por ella, porque mientras se mantenga
como está, los vehículos de gran tonelaje aumentan considerablemente y a diario
y la situación se ha convertido en un
problema de grandes dimensiones. No se entiende que camiones articulados que
superan los treinta mil kilos de peso vayan y venga por una carretera que
literalmente se está hundiendo por algunas zonas, que está limitada a 80
kilómetros por hora y que tiene un ancho que casi no permite el paso de dos
vehículos. La decisión, por favor, cuanto antes.